La mejora de la economía no solucionará la crisis política y territorial
Los politólogos ven imposible el cambio de la Constitución por discrepancia política y social Los expertos reivindican el espíritu de renuncia de los protagonistas la transición
Habrá que esperar, aunque la mayoría de la sociedad sea proclive a cambios profundos en la Constitución. Esta es la conclusión, no solo de los políticos ante su desacuerdo, sino de expertos, profesores, y economistas. El problema está en que entre los analistas tampoco hay unanimidad sobre en qué dirección deben producirse los cambios; la misma divergencia que existe en la sociedad. Así se ha puesto de manifiesto en la jornada de debate celebrado en el Círculo Cívico de Opinión con el título de Compromiso Nacional de Regeneración Democrática. Tanto el presidente del Círculo, José Luis García Delgado, como el Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Benigno Pendás, se han mostrado ligeramente optimistas respecto a la recuperación económica del país; bastante menos en torno a la crisis de modelo de Estado —crisis territorial— y la política y de credibilidad. Hay coincidencia en que la mejora de la crisis económica no llevará aparejada la política y la territorial.
Iniciativas como la que representa el Círculo Cívico de Opinión, creada hace dos años por profesionales "comprometidos con el interés general" ayudarán a que en España la conciencia crítica crezca e impregne "a la clase política", como se la ha denominado en este foro. Esa expresión es rechazada por los políticos a quienes se ha culpado en buena medida por actuar sin tener en cuenta "a los ciudadanos" a quienes representan. O, como ha dicho, el politólogo José Ignacio Torreblanca, las reformas no pueden cuajar si no se tiene en cuenta "a los reformados". En el Centro de Estudios Constitucionales y Políticos, donde se celebró en la tarde del lunes este encuentro con participación y debate de los asistentes con los ponentes, se ha invocado el espíritu de la transición en el afán de que vuelva "el espíritu de consenso" que hizo posible el paso de la dictadura a la democracia y la elaboración de la Constitución, como ha invocado el presidente de Metroscopia José Juan Toharia.
El 82% de los ciudadanos españoles quiere reorganizar el Estado autonómico
No hay lugar para mucha esperanza en el presente inmediato para el periodista José Antonio Zarzalejos, que avisó sobre su pesimismo. "No estamos aún en un proceso de regeneración democrática, sino que seguimos en el de degradación democrática; seguimos cayendo, aún no hemos tocado fondo", ha dicho Zarzalejos. Esa degradación se fundamenta en la situación de los partidos políticos, de los sindicatos y de los medios de comunicación, cuya situación "financieramente catastrófica" dificulta y mucho su independencia. En efecto, Zarzalejos había previsto mantener la posición más crítica con la situación y así ha sido.
A cierta distancia se ha situado el director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Sin alzar las campanas al vuelo, se ha referido "a los pasos que se están dando para la regeneración democrática" y ha citado la aportación de ese centro como nutriente para las medidas que el Gobierno ha anunciado y se convertirán en proyectos de ley. "Lo mejor que tiene nuestro sistema político es la estabilidad institucional", ha ensalzado. Medidas sí, pero no reforma de la Constitución, no se dan las condiciones, ha opinado Pendás.
Tampoco la cierta mejoría, si es que se produce, de la situación económica llevará a la solución de la crisis territorial e institucional. En esto han coincidido García Delgado, Pendás, Toharia y Torreblanca. Desde luego, Zarzalejos al aseverar que "cuando la crisis es moral la economía no resuelve el problema".
Pero no viene mal, ni mucho menos, que la economía mejore, ha resaltado el presidente del Círculo Cívico de Opinión , José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada. "El mismo error sería no reconocer la crisis como ocurrió que negar ahora que se empieza a remontar", ha advertido. Es indudable que hay estabilidad institucional por la mayoría parlamentaria que sustenta al Gobierno, ha recordado el profesor García Delgado pero "en las dificultades de esta hora" están en primer plano "la desafección de la política y los políticos y el desafío catalán".
El mismo error sería no reconocer la crisis como ocurrió que negar ahora que se empieza a remontar
No lo duda tampoco José Juan Toharia, catedrático de Sociología, que se ha presentado como "fotógrafo callejero". El 82% de los ciudadanos españoles quiere "reorganizar el Estado autonómico", pero no en el mismo sentido, según los estudios de Toharía que realiza Metroscopia- "El 45% quiere parón y marcha atrás" y volver a una preponderancia de la administración central; pero más de un 60% aspiraría a más autonomía. No está resuelto el diseño del Estado autonómico al optar por el llamado "café para todos", que diluyó a autonomías con fuerte identidad; desde luego Cataluña y País Vasco "que se sintieron vejadas", ha diagnosticado Toharia.
Otra perspectiva ha añadido el profesor de Ciencia Política José Ignacio Torreblanca. Su formación académica le lleva a comparar sistemas políticos y su conclusión es que los problemas de España no son tan singulares como pudiera pensarse y mucho menos provenientes "de alguna característica genética del ser español que la bioquímica aún no ha encontrado", ha ironizado. No, los problemas son propios de las sociedades abiertas y de globalización y presentan "pocas especificidades".
Sí se metió Torreblanca, no obstante, en la arena puramente española para reivindicar una vuelta a la forma de hacer de la transición que a pesar de su juventud, de la generación de los 70, considera imprescindible para que se pueda remontar. "Tenemos que volver a pensar constitucionalmente, a actuar con justicia, sin pensar en el partido al que se pertenezca", o a las ideas que se profesen. "El compromiso con el país debe llevar a actuar con generosidad y responsabilidad", así se actuó en la transición, en la que sus protagonistas actuaron sin consigna de grupo. Mucho por hacer, es lo que se desprende del pensamiento de los cinco ponentes, cada uno con sus notas diferenciales. Todos ellos invocaron la renuncia, la cesión, de los protagonistas de la transición, que ahora no ven.
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