El PSOE se critica y vuelve a sus orígenes
El aparato, los aspirantes y los barones del partido usan la Conferencia Política para apelar a la unidad y recuperar el contacto con las clases más desfavorecidas
Vuelta a los orígenes, contacto con la calle, unidad del partido. Con esos tres elementos quiere el PSOE salir del agujero electoral en el que cayó hace dos años, a juzgar por los discursos que se escucharon ayer en la inauguración oficial de la Conferencia Política del partido, y los comentarios a los discursos que se escucharon después en los pasillos. La voz de la dirección, Elena Valenciano, y los dos únicos presidentes autonómicos que conserva el PSOE, la andaluza Susana Díaz y el asturiano Javier Fernández, cosecharon entusiasmados aplausos del auditorio con esa apelación a lo que Valenciano llamó “las raíces”. Díaz lo ejemplificó en “los miles de ciudadanos que están en la calle” reclamando servicios públicos —y a los que el PSOE “no responde”—, y Fernández lo resumió en “el rescate del estado social”.
Con ese llamamiento casi desesperado a reconquistar su base social arrancó formalmente —informalmente lo hizo la víspera— una cumbre que los socialistas consideran clave. No es ni mucho menos la primera vez que el PSOE se conjura para recuperar sus esencias y escuchar más a la calle. Lo nuevo, aparentemente, es que en este momento los socialistas sienten que la exigencia de la calle es mucho mayor y que, en palabras de la vicesecretaria general, Elena Valenciano, ya no caben “maquillajes”. “El proyecto es todo. Al PSOE le ha ido bien cuando ha tenido un proyecto claro. Cada vez que buscamos votos abandonando nuestra razón de ser perdemos las dos cosas: el proyecto y los votos”, afirmó, sin especificar cuándo hizo eso el PSOE.
El proyecto —cómo recuperarlo, hasta qué punto cambiarlo— y la apelación a los orígenes —indeterminados— coparon las declaraciones públicas. El debate paralelo sobre el liderazgo del secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y sobre la fecha de las primarias que elegirán al próximo candidato electoral quedó muy en segundo plano, al menos en esa esfera de lo público. Estaba en los corrillos, pero casi con sordina. No estuvo en el escenario ni —con escasas excepciones— en las declaraciones de los dirigentes ante las cámaras y los micrófonos. La mayoría de los cargos socialistas y barones territoriales asumieron la directriz de que ese asunto lo decidirá un comité federal en diciembre o enero, y que ayer era el día para dar publicidad al debate de contenidos y una inyección de ánimo a sus 200.000 militantes.
“Que sepamos quiénes somos y qué queremos”, planteó como objetivo la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. El asturiano Javier Fernández lo completó: “Que los ciudadanos sepan quiénes somos, de dónde venimos y sobre todo adónde vamos”.
Con el discurso probablemente más autocrítico hecho por un dirigente del PSOE hasta la fecha, Susana Díaz se ganó a las más de mil personas que llenaban el auditorio del Palacio Municipal de Congresos de Madrid. “No lo estamos haciendo bien”, dijo. Y también: “Es evidente que tomamos decisiones que nos alejaron de nuestra base social. No nos reconocíamos. Hay brechas que no se han terminado de cerrar”. El PSOE, vino a decir, desapareció en algún momento como referencia de quienes se movilizan en la calle contra las políticas del PP, ciudadanos que “se refugian en mareas y plataformas” porque el PSOE “no responde a lo que necesitan”. El objetivo prioritario, agregó, es recuperar esa base social: “Estamos malgastando energía entre nosotros cuando miles de ciudadanos salen a la calle a defender lo que lleva sello socialista. Os pido que pongamos los intereses de los ciudadanos por delante de los intereses del partido. Y por delante de los intereses individuales de los miembros del partido”, apostilló, arremetiendo contra el “ruido mediático” y el “ruido interno” sobre las primarias.
Los socialistas se conjuran para recuperar el pulso con la calle
Y, paradójicamente, ese discurso tan crítico generó un entusiasmo total en el auditorio. Quizá porque, a la vez que señalaba lo mal que, en su opinión, lo está haciendo aún el PSOE, la presidenta andaluza auguró que, si se “rectifica” a tiempo y se “actualiza el mensaje”, la victoria está asegurada. De paso, mostró el “apoyo” expreso de la federación socialista andaluza, la más poderosa, a Rubalcaba y a su ejecutiva; un apoyo veladamente condicionado: para que impulse “los cambios que este partido necesita”.
Después de Susana Díaz hablaron el presidente asturiano y la vicesecretaria general del partido, y ambos pidieron de mil formas diferentes volver a un pasado no reciente del PSOE. Javier Fernández abogó por la intervención del Estado en la economía, silabeó varias veces las cuatro palabras de las siglas del PSOE, reclamando “orgullo” a los militantes; apostó por conquistar a la mayoría social: “Ya lo hicimos hace años. Vamos a hacerlo otra vez. Si no, es que ya no somos los mismos”, dijo. Elena Valenciano colocó el “agrupémonos todos” del himno de La Internacional al inicio de varios párrafos de su discurso, apeló a “las raíces” del PSOE, “que están profundamente vivas”, y aseguró que será ese regreso a los orígenes lo que devuelva “credibilidad” a los socialistas. “Este es el espíritu de la Conferencia Política: proyecto, unidad y solidaridad con la gente. Al servicio de la gente, al servicio de España”, dijo. Hizo autocrítica, pero también reivindicación: “Nuestros aciertos son muchos, nuestros errores son muchos menos”.
La dirección evita que la fecha de las primarias tape el debate de las ideas
El aplauso más largo y sostenido se lo llevó al llegar al plenario José Luis Rodríguez Zapatero, que presidía el Gobierno en 2010, cuando el PSOE, abrumado por la crisis, asumió las políticas de las que el partido renegó ayer.
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