Triste regreso a la mina de León donde se asfixiaron seis trabajadores
Los mineros del pozo Emilio han regresado al tajo tras una semana de paro El pasado 29 de octubre, un escape de grisú mató a seis compañeros
Cabezas agachadas, rostros desencajados, lágrimas e inmersos en un silencio sepulcral. Así han regresado al trabajo este miércoles unos cien mineros del Pozo Emilio del Valle (León) después de más de una semana sin actividad tras la muerte de seis compañeros el pasado 28 de octubre por una intoxicación de grisú. "Después de lo que pasó, la gente está decaída, se notan las ausencias", ha descrito Eric Rodríguez, uno de los trabajadores del macizo 5 que hoy ha vuelto al tajo.
La entrada estaba prevista para las ocho de la mañana, pero se ha retrasado hasta un poco antes de las nueve porque se ha celebrado una asamblea en homenaje a los compañeros fallecidos en el macizo 7, que permanecerá cerrado hasta que los técnicos de la Comisión Regional de Minería determinen las causas del accidente en la investigación que ya han iniciado. "La entrada ha sido desgarradora, ninguno ha querido despegar los labios, ha sido como revivir todo una vez más", ha descrito el delegado sindical de UGT, José Antonio Colinas, que también es compañero de faenas de las víctimas y de los heridos.
Entre los mineros que han vuelto al trabajo, se encuentran cuatro de los cinco heridos que resultaron intoxicados por el gas, pero a ellos se les han asignado labores en el exterior de la explotación. El quinto abandonó la UCI del Hospital de León el martes y permanece ingresado en planta.
La entrada a la mina se ha realizado bajo la supervisión del Comité de Seguridad, que han realizado un recorrido por las instalaciones con los trabajadores y luego les han acompañado hasta sus puestos. "Es un gesto para que se sientan más acompañados el primer día", ha asegurado Colinas.
Las labores en los macizos 5 y 9, que según la Comisión Regional de Minería reúnen las condiciones de seguridad necesarias para que se pueda trabajar en ellos, se han desarrollado con normalidad durante el primer turno, según ha explicado Rodríguez. "Estaba todo igual que el día que salimos", ha descrito. Sin embargo, el bajo estado de ánimo ha sido la nota predominante. "Hay muchos que son familiares de los fallecidos, y están especialmente tristes".
La muerte de los seis picadores del macizo 7 del pozo Emilio del Valle, en el municipio leonés de Pola de Gordón, se produjo sobre las dos de la tarde del pasado 28 de octubre. Poco antes del cambio de turno, un escape de grisú —un gas parecido al metano— causó la muerte instantánea por asfixia de los mineros. En Castilla y León se decretó una jornada de paro en todo el sector minero y tres días de luto oficial. Al día siguiente, más de dos mil personas acudieron a una concentración en homenaje a los mineros fallecidos en la plaza mayor de Pola de Gordón. Al día siguiente, se ofició en el pabellón deportivo de Santa Lucía un funeral al que acudieron unas tres mil personas por los cinco muertos que residían en León. El sexto, asturiano, fue incinerado en Mieres.
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