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El PSOE amenazó a Posada con ir al juzgado por vetar sus mociones

Los socialistas advirtieron al presidente del Congreso por bloquear sus iniciativas sin un informe

Anabel Díez
Jesús Posada, presidente del Parlamento, junto a la portavoz socialista, Soraya Rodríguez.
Jesús Posada, presidente del Parlamento, junto a la portavoz socialista, Soraya Rodríguez. Gorka Lejarcegi

Finalmente el martes en el Congreso se volverá a debatir sobre el caso Bárcenas. No hay duda de que se vivirá un duro debate entre el Grupo Parlamentario Socialista e Izquierda Plural con el Grupo Popular sobre las explicaciones que Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ofreció el 1 de agosto y el 11 de septiembre en torno a sus relaciones con el extesorero del PP. El presidente del Congreso, el jueves pasado, a punto de cumplirse el plazo de presentación de iniciativas -a las ocho de las noche-, dio el visto bueno a la moción del PSOE, aunque hubo momentos en la negociación en que la ruptura era un hecho y, por tanto, la moción iba a ser rechazada por tercera vez.

Los socialistas pretendían colocar en la parte dispositiva de la moción, la que se somete a votación, “las pruebas” que, a su juicio, demuestran que a través de los SMS de Rajoy a Bárcenas, el presidente “faltó a la verdad”. Posada no lo admitía. El acuerdo llegó cuando el PSOE accedió a que esas referencias pasaran a la exposición de motivos y no a la parte en la que el Congreso sanciona, aprueba o rechaza una conducta o unas iniciativas. Esta exclusión no impedirá sin embargo que la moción quede en términos muy duros.

Este episodio de los dos rechazos a iniciativas de la oposición por parte del PP ha sido el más delicado que se ha vivido en las relaciones instituciones del presidente del Parlamento con el primer grupo de la oposición desde el comienzo de la legislatura. Entre bambalinas ha habido multitud de conversaciones y numerosos borradores de redacción de esta moción que no convencían a ninguna de las dos partes. Además, con carácter previo, la dirección del Grupo Socialista, con el aval de Alfredo Pérez Rubalcaba, hizo llegar al presidente del Congreso, Jesús Posada, el mensaje de que le llevarían a los tribunales, con la acusación de prevaricación, si volvía a vetar el debate de una iniciativa sin una justificación jurídica como había hecho dos veces con la moción socialista. La dificultad se añadía a la resistencia de ambas partes de aparecer como claudicantes o perdedores en este pulso.

La advertencia del PSOE al presidente del Congreso iba muy en serio. La indignación de los socialistas por el rechazo del PP, a través de su mayoría parlamentaria en el Mesa del Congreso, encabezada por el presidente, Jesús Posada, movió al líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba a hablar con el titular de la institución. El bueno tono prevaleció pero Rubalcaba fue firme al manifestarle que su grupo no iba a quedarse impasible ante la censura de sus iniciativas sin ningún informe jurídico que lo avalase. El presidente de la Cámara supo que el Grupo Socialista le llevaría a los tribunales por prevaricación si volvía a repetir ese veto. En todo momento los socialistas han invocado el derecho del PP por la fuerza legítima de sus votos a rechazar las iniciativas pero no a impedir que se debatan.

A partir de ese momento el presidente del Congreso, Jesús Posada, mostró su compromiso para que las mociones se pudieran debatir. Todos pondrían de su parte pero el forcejeo llegó hasta la hora del cierre del Registro. Una vez que los juicios más duros, sobre todo en relación a los sms de Rajoy a Bárcenas, han pasado a la exposición de motivos, el acuerdo se cerró. “Doce horas enredados con línea y media”, reconocen en fuentes de la negociación.

El acuerdo se inscribe exclusivamente al texto de la moción pero no a la intervención que cada cual hará. No habrá paños calientes por parte de la portavoz parlamentaria socialista, Soraya Rodríguez, cuando suba a la tribuna el martes. "El Congreso estima “rechazable la utilización de la mentira en sede parlamentaria” y resulta “especialmente rechazable y lesivo para los principios de responsabilidad política y rendición de cuentas que quien incurra en falsedad ante el Parlamento sea el presidente del Gobierno", se lee en la moción.

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Por tanto, si bien ha desaparecido de la moción la acusación directa de “mentir”, como figuraba en las anteriores no admitidas por el PP, con algún rodeo más se llega al mismo reproche de faltar a la verdad. “La política del Gobierno en materia de rendición de cuentas ante el Parlamento que se ha concretado en las afirmaciones realizadas por el presidente del Gobierno en los plenos del 1 de agosto y 11 de septiembre, han quedado desmentidas", se remacha.

El rodeo en la construcción de mensajes también ha sido utilizado por Izquierda Plural para redactar su moción que no tuvo problema esta vez para ser aceptada desde el primer momento. Este grupo en vez de señalar que el presidente no dijo la verdad el 1 de agosto sobre su relación con el extesorero pide al Congreso que muestre “su rechazo a la política general del Gobierno con la Cámara por su falta de transparencia y rigor…..” que se evidenció “ durante la comparecencia del presidente del Gobierno del pasado 1 de agosto” cuyas manifestaciones “han quedado en entredicho”. Después de tanto forcejeo, el caso Bárcenas volverá el martes al Congreso.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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