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Rafael Vera recusará a Pérez de los Cobos por su militancia en el PP

El presidente del Constitucional fue ponente en la sentencia que rechazó su recurso de amparo

Quien fuera responsable de la seguridad del Estado en el Gobierno de Felipe González, entre 1982 y 1994, Rafael Vera, ha anunciado que recusará al presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, argumentando su militancia en el PP, en 2011, cuando fue ponente de la sentencia que rechazó su recurso de amparo contra una condena por delito de secuestro y malversación de caudales públicos vinculado al caso GAL de la guerra sucia contra ETA.

Aunque no tiene mucha confianza en que pueda prosperar, aspira a que al menos le abra la puerta para poder dirigirse de nuevo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, porque insiste en que tiene que seguir defendiendo su inocencia y la de su familia.

Vera (Madrid, 1945), que se considera víctima de un proceso aireado por el PP, que comienza en 1994, tras una denuncia de Federico Trillo ante la Fiscalía General del Estado –que provocó el estallido de los GAL-, y termina con el rechazo al amparo por Pérez de los Cobos, ha argumentado a este periódico que se ve obligado a iniciar un proceso en el que ponga en evidencia y denuncie que este magistrado, ahora presidente del Alto Tribunal, que fue el ponente de su sentencia, se tenía que haber abstenido en ese momento. “Si yo hubiese conocido su militancia en el PP le habría recusado, era mi obligación”, ha matizado.

Quien fuera responsable de la lucha antiterrorista en uno de los periodos más sangrientos de ETA, entre 1982 y 1994, se muestra convencido de que “hay un origen y un final que tiene claramente un contenido fuertemente político y de un partido determinado, que estaba en la oposición y quería ganar a toda costa el poder por procedimientos que probablemente una parte importante de su electorado no compartía”. Esto le lleva a hablar de “hipocresía” de los populares cuando recibían con una mano sobresueldos del partido, como ha saltado por la documentación del extesorero del PP, Luis Bárcenas, a la vez que suscribían con la otra las denuncias a altos cargos de Interior por cobrar gratificaciones de fondos reservados.

Aunque la presentación de la recusación es cuestión de horas, según ha señalado desde su residencia en Segovia, donde pasa algunas temporadas, Vera dice que ha tenido dificultades para encontrar un letrado dispuesto a redactar el documento y añade textualmente: “Hay abogados de cierto nivel y prestigio con bufete que les cuesta mucho iniciar procesos que apunten a magistrados o jueces en cuestiones políticas, suelen huir de eso”.

La vista de Vera está puesta en Estrasburgo donde, como recuerda, estuvo a punto de conseguir la nulidad y la condena de España en un recurso contra la condena por el secuestro de Segundo Marey, pero asegura que lo impidió una maniobra del Gobierno que presidía José Luis Rodríguez Zapatero, que nombró a un magistrado para representar a España “con la consigna de evitar a toda costa” que el Tribunal Europeo condenase a este país. De ahí que hable con amargura del anterior Ejecutivo, “que trabajaba en un país de Antoñita la fantástica, gobernando desde el buenismo y un análisis probablemente equivocado”, a su juicio, así como “maltratado” por algunos de los suyos, los socialistas, incluso por el abogado que le pagó el PSOE, Manuel Cobo del Rosal, al que concibe como “un abogado brillante, que tuvo una primera etapa de defensa muy sólida y profesional, pero luego pasó a una etapa de distanciamiento y de defensa de los intereses de partido”.

Y volviendo a que España es un “país lleno de hipocresía”, Rafael Vera subraya que, “si hablamos de la guerra sucia en los años ochenta, los que más aplaudían al señor Barrionuevo [entonces ministro del Interior] en el Parlamento eran los miembros de AP, después el PP, con el señor Fraga Iribarne al frente, y los que te felicitaban por la calle y te daban palmaditas en el hombro era gente vinculada a la derecha, muy conocida, y entre ellos, curiosamente, estaba el señor Ramírez actual director de El Mundo, que hacía unos artículos en los que exaltaba y se ponía al frente de la guerra sucia empujando al ministerio del Interior y al Estado a compartir a ETA, a lo que llamaba las fieras, en la cueva donde se escondían, en Francia (…) Hasta el presidente José María Aznar tenía una fuerte amistad con el presidente de Estados Unidos George Bush que defendía claramente la guerra sucia”. Y le amarga que, los mismos que aplaudían pasaran al ataque directo

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