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HACIA EL FIN DE ETA

La estrategia de los pasos

Desde Euskadi muchas voces reclaman a ETA que abandone la estrategia de los pasos cortos

Luis R. Aizpeolea

Pese a su escenografía y lenguaje pomposo, aunque sólo fuera por el desmentido que supone a las intoxicaciones sobre el regreso de ETA a la violencia, el anuncio de la pretensión de normalizar su vida de varias decenas de huidos de la Justicia española relacionados con la violencia etarra, con delitos ya prescritos, en representación de otros centenares, ya es importante de por sí.

Pese a su carácter simbólico, la noticia mantiene su interés porque abarca prácticamente a todo el colectivo y, además, porque se conoce que ETA ha consentido que estos centenares de huidos de la Justicia traten de normalizar su vida, dejando atrás los “refugios” que tenían en países, sobre todo latinoamericanos (Venezuela, Cuba, etc.).

La “vanguardia” cesó hace ya año y medio, con el anuncio del cese definitivo de la violencia, y es ahora la “retaguardia” la que trata de normalizar su vida. Influye que los países latinoamericanos de acogida apuestan por el fin de la violencia. Así, Venezuela está ayudando al Gobierno colombiano para que logre el desarme de las FARC, prácticamente la última guerrilla latinoamericana, y quiere evitar conflictos, como el que mantuvo con España a cuenta del caso Cubillas, un etarra huido que trabajaba en la Administración de Chávez.

Al margen de la escenografia, la representación de ayer en Biarritz supone otro paso unilateral, desde la propia ETA, en la consolidación del final, animado por la izquierda abertzale. Al año y medio del cese definitivo de la violencia, la izquierda abertzale ya ha asumido que, pese a sus pretensiones, el Gobierno no va a conectar con ETA.

También percibe que no existe una exigencia social a favor de un final dialogado entre Gobierno y ETA, sobre todo fuera del País Vasco. Sólo le queda a la izquierda abertzale, por tanto, seguir avanzando hacia la consolidación del final en el campo de la unilateralidad, salvo la opción de la marcha atrás que no contempla, aunque siempre existe el riesgo de actuaciones incontroladas, sobre todo, en situaciones de bloqueo como la de ahora.

Desde Euskadi son muchas las voces, nacionalistas y no nacionalistas, que reclaman a la izquierda abertzale y a ETA que abandonen la estrategia de los pasos cortos y tomen, de una vez, la decisión de disolver la banda y permitir a sus presos que asuman la reinserción individual y la legalidad penitenciaria.

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Pero la izquierda abertzale no lo tiene claro porque cree que el Gobierno de Rajoy no flexibilizará la política penitenciaria, por mucho que lo reclamen el PNV y el PSE, aunque ETA se disuelva. Y ETA, a diferencia de la izquierda abertzale, ni siquiera ha asimilado que el Gobierno no va a hablar con ella sobre el fin de la violencia. Asimilarlo requiere tiempo. Por ello, la izquierda abertzale continuará impulsando la política de pasos.

Al no existir diálogo con el Gobierno apela como argumento a “la voluntad de la sociedad vasca de que se acabe la violencia”. Y pretende que la decisión unilateral de los huidos sirva como acicate para una cuestión clave: que los presos de ETA asuman, al regreso del verano, la reinserción individual, como les reclamó el Foro Social hace tres semanas. Con ello, el acto de Biarritz, de ayer, culminaría su objetivo. La izquierda abertzale apuesta, cada vez más, con que la asunción de los presos etarras de la reinserción individual cuente con el respaldo suficiente en Euskadi, incluido el Ejecutivo vasco, como para poner en un brete el bloqueo de la política penitenciaria de Rajoy.

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