La ‘maría’ de Holanda se cría en Málaga
La policía desmantela en la Costa del Sol 15 plantaciones de marihuana A Las 13.000 plantas eran cuidadas por holandeses para venderlas en su país
Ha pasado más medio siglo desde que Holanda abrió los llamados coffeshops, en cuyo interior los aficionados pueden fumar o comer marihuana a la carta (super skunk, white widow o muchas otras variedades) y sin problemas. Pasado todo ese tiempo, ni los propios holandeses han resuelto una duda que periódicamente se instala para su debate en el Parlamento del país: ¿de dónde sale la marihuana que se vende en los 650 coffeshops que salpican el territorio de los polders? La respuesta, o parte de ella, puede que se hallara en Málaga, donde la policía ha desmantelado 15 plantaciones hidropónicas de cáñamo (el cannabis es eso) en las que crecían 13.000 plantas mimadas por holandeses y para holandeses.
El Cuerpo Nacional de Policía, en colaboración con la Agencia Tributaria ha logrado en la Costa del Sol la que califica como “la mayor aprehensión de marihuana hasta la fecha”. El golpe, en el que han sido detenidas 21 personas, mayoritariamente holandesas, supone el desmantelamiento de la cadena completa de la marihuana, desde la zona de cultivo hasta la de venta.
El grupo había montado una cadena de viviendas y fincas rurales para el cultivo hidropónico de las plantas. La marihuana se cultivaba bajo techo, con luces artificiales, sistemas de ventilación... Un sistema que suponía un alto gasto de energía eléctrica que los agricultores camuflaban para no llamar la atención en la factura de la luz. Todo el aparataje, según la policía, había sido trasladado desde Holanda en camiones de gran tonelaje.
Con el material llegaban también, desde aquel país, especialistas en el montaje de los invernaderos, en los que se aceleraba la producción de grandes cantidades de marihuana. Las plantaciones estaban distribuidas en las localidades malagueñas de Benalmádena, Fuengirola, Mijas, Coín, Alhaurín de la Torre y Vélez-Málaga. El sistema, según la policía, permitía la “producción masiva e incesante” de marihuana.
El cultivo se hacía en sótanos de chalés con cultivo hidropónico
Las plantas eran cultivadas por los miembros holandeses de la red, que las remitían camufladas para su venta en los Países Bajos. El cultivo en este país sigue siendo ilegal (salvo que se tengan menos de cinco plantas), aunque se aplica con esta droga la llamada “política de consentimiento” (gedoogbeleid) para salvar una contradicción legal: los coffeshops pueden vender marihuana y hachís para su consumo en los locales pero ni pueden comprarla ni pueden tener en almacén más de medio kilo.
Y, además, el contenido en THC (el principio activo del cannabis, la sustancia que coloca) está rigurosamente tasado. Esta contradicción es la que acaba llevando a soluciones como la malagueña, como han explicado fuentes policiales.
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