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RAJOY SOBRE LOS PAPELES DE BÁRCENAS

“Todo lo referido a mí y mis compañeros no es cierto; salvo alguna cosa publicada”

"Es un momento difícil pero lo vamos a superar" admite el presidente sobre el escándalo Rajoy evita pronunciar el nombre de Bárcenas o criticarlo y no aclara si se querellará Merkel esquiva la polémica y asegura que tiene una "relación de confianza" con Rajoy

Foto: AGENCIA_DESCONOCIDA | Vídeo: FABRIZIO BENSCH (REUTERS) / REUTERS-LIVE
CARLOS E. CUÉ (ENVIADO ESPECIAL)

Fueron poco más de 20 minutos de rueda de prensa, pero eran 20 minutos muy difíciles para el presidente del Gobierno. Con la canciller Angela Merkel a su lado, una mujer que se hizo fuerte en la CDU precisamente al reclamar en 1999 a Helmut Kohl, su mentor, que se apartara por un escándalo de financiación ilegal. Con los ojos de la prensa internacional puestos en él. Con la prima de riesgo disparada de nuevo y la Bolsa desplomándose. Y Rajoy, una vez más, apeló a su resistencia: “Lo vamos a superar porque las afirmaciones que allí se hacen son absolutamente falsas”, dijo al ser preguntado por los papeles de Bárcenas.

La tensión era evidente. Cuatro ministros españoles contemplaban inquietos a Rajoy y Merkel. El presidente decidió no contestar preguntas en Madrid y trasladó toda la presión a Berlín, donde no podía evitarlas. Y la cumbre hispanoalemana, como era de esperar, pasó a segundo plano.

Rajoy hizo gala de su calma, de la piel de rinoceronte de la que hablan sus fieles. Pero no negó del todo la evidencia de que este asunto le ha colocado en una posición dificilísima no solo en España, sino también ante sus socios europeos, que ven cómo sus grandes diarios llevan el escándalo a sus portadas.

Por eso quiso dejar muy claro, ante Merkel y ante toda la prensa alemana y europea que pudiera estar interesada, que él va a seguir, que conserva intacta su mayoría absoluta, que es un resistente y no conviene apostar a su caída. Ahí estaba más cómodo. Sobre todo cuando rechazó las reclamaciones de dimisión que ha lanzado el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. Ese es su gran valor frente a Merkel y a todos sus socios europeos: pese al escándalo, tiene al PP aparentemente controlado, una oposición debilitada y sobre todo tres años hasta las próximas elecciones, al contrario de lo que sucede en Italia e incluso en Alemania. Y a ello se aferró: “Hoy el PP tiene mayoría clara, mi Gobierno es estable, el PP ha marcado un rumbo, una política marcada por las reformas. Y lo hace desde la convicción total y absoluta de que el PP va a conseguir que España salga de la crisis más importante que ha atravesado en los últimos 30 años”.

El presidente, sin embargo, se mostró algo más tenso al hablar del caso Bárcenas en concreto. Muchos en el PP, en especial Esperanza Aguirre, su gran rival interna, le piden que se enfrente a su extesorero, que le reproche su cuenta en Suiza con 22 millones de euros y que se querelle contra él. Rajoy, pese a ser preguntado expresamente —“¿Cree que Bárcenas está detrás de ese ataque contra usted y contra España que denuncia? ¿Va a querellarse contra Bárcenas?”—, no solo no criticó en ningún momento al hombre más peligroso para su futuro político, sino que ni siquiera lo citó. Y tampoco aclaró si habrá querella contra él: “Es una decisión que está estudiando el partido”.

Fue entonces cuando entró de lleno al asunto y pronunció una frase que, sacada de contexto, generó inmediatamente miles de comentarios en las redes sociales. “¿Cómo explica que algunas partidas de esos documentos sí coincidan con la realidad?”, preguntaron. “Todo lo que se refiere a mí y a mis compañeros de partido no es cierto. Salvo alguna cosa que es lo que han publicado algunos medios de comunicación. Dicho de otra manera, es total y absolutamente falso”, remató.

Ese “salvo alguna cosa” es lo que más daño está haciendo a la línea argumental del PP. Son las declaraciones de algunos dirigentes, como Pío García Escudero, Jaime Ignacio del Burgo o Jaume Matas, que sí reconocen algunas de las partidas recogidas en los papeles de Bárcenas. Rajoy admitió que eso existe, pero nada más.

El presidente superó el mal trago de tres preguntas sobre el asunto —dos españolas y una de la prensa alemana— que no quiso aceptar en España y se le vio aliviado. Lo que más le reconforta, según los suyos, es que tanto Merkel como sus ministros expresaron en sus reuniones el apoyo a sus socios españoles en un momento delicado. “Apoyo 1.000%”, resumía un ministro.

Por lo demás, la cumbre fue positiva, aunque no hay resultados concretos de lo que buscaban Rajoy y los suyos: respaldo y concreción para que los fondos europeos puedan ser utilizados en medidas contra el paro juvenil en España. Rajoy y Merkel reconocieron que este fue un asunto central de la reunión, pero la canciller no concretó hasta dónde está dispuesta a llegar. Rajoy quiere promover en las próximas semanas un giro con políticas de estímulo económico. Pero necesita apoyo financiero de Europa. Si lo consigue, confía en lograr un nuevo impulso político. Ese era el plan inicial, para eso fue a Berlín. Pero el caso Bárcenas lo trastocó todo.

La canciller respalda a su aliado

JUAN GÓMEZ, Berlín

Alemania quiere evitar que las turbulencias regresen en los mercados de deuda y precipiten una nueva ola de rescates europeos. La canciller Angela Merkel no se permite por eso ninguna fisura en su apoyo al Ejecutivo de Mariano Rajoy, con quien quiere seguir "colaborando estrechamente". En Berlín se recalca la "sólida mayoría" de Rajoy y se descarta con mucho énfasis cualquier duda respecto a la estabilidad de su Ejecutivo. En Berlín admiten seguir "con interés y atención" lo que se publica sobre el asunto, pero no se mueven de su apoyo político a Rajoy.

Merkel llamó a centrarse en "lo importante", que es apuntalar la agenda reformista de su socio español. Pese a que ha llegado a la portada de medios tan influyentes como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Berlín insiste en que el caso Bárcenas es un "asunto interno" español. La consigna es que no deje de serlo.

La “gran confianza” que Merkel dijo depositar en su relación con Rajoy no es tanto una expresión de lealtad como la de un deseo: evitar que la erosión de un Gobierno afín termine con los meses de calma propiciados el verano pasado por el BCE. En los tres años desde que inició la crisis de la deuda, los mercados han roto varias treguas debido a problemas políticos, como los que desembocaron en 2011 en la caída de Silvio Berlusconi. A diferencia del caso italiano, Berlín apuesta de momento por la continuidad en Madrid. Temen un recrudecimiento de la crisis, tanto más difícil de evitar si el escándalo de corrupción acaba tumbando a Rajoy.

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