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El desplome del PSOE y Feijóo rescatan a Rajoy ante el reto soberanista en Euskadi

Mayoría absoluta del PP en Galicia; mayoría relativa del PNV en Euskadi y hundimiento de los socialistas en las dos comunidades.

Foto: overonaelpais | Vídeo: ANXO IGLESIAS

A Mariano Rajoy siempre le quedará Galicia. El presidente del Gobierno respira aliviado y ve cerrado uno de los muchos frentes que mantiene abiertos. El PP de Alberto Núñez Feijóo  mantendrá la mayoría absoluta en Galicia, ampliando incluso la que tenía.

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Según el escrutino, el PP llega a 41 escaños (tenía 38); el PSdeG baja de 25 a 18; el BNG baja de 12 a 7 y entra AGE con 9 escaños.

En marzo de 2009, se resentía el liderazgo interno de Rajoy, pero ganó oxígeno cuando Núñez Feijóo dio la sorpresa y por un solo escaño sobre la mayoría absoluta desalojó de la presidencia de la Xunta a los socialistas que gobernaban con el BNG. Ahora Galicia le sirve a Rajoy para sumergir el dedo en el malestar ciudadano y comprobar hasta qué punto pierde pie electoral con las medidas impopulares y con el incumplimiento confeso de su programa electoral de noviembre de 2012.

Con esta victoria, el presidente del Gobierno recuperará fuelle para gestionar un posible inminente rescate y para seguir adelante con medidas que se apuntan como las que tienen que ver con las pensiones y con nuevos recortes. También verá como Alfredo Pérez Rubalcaba arrima la espalda a la pared para protegerse de los suyos por las debacles electorales en Galicia y País Vasco de las candidaturas de Pachi Vázquez y Patxi López, respectivamente.

Para el PP perder Galicia hubiera supuesto tener que replantearse su estrategia política, pensando en un desgaste tan acelerado como que sus propios votantes le retiran masivamente el apoyo. Pero Núñez Feijóo, siempre leal a Rajoy, vuelve a darle ese oxígeno al presidente del Gobierno. Es un caso excepcional en Europa de dirigente político al que no se lleva por delante la crisis económica y que, pese a los recortes, revalida su mayoría absoluta. En Andalucía el pasado mes de marzo, Javier Arenas quedó a las puertas de la mayoría absoluta por los recortes de Rajoy que entonces solo se apuntaban, ahora Núñez Feijóo podría haber superado ese riesgo según los primeros avances y se reforzaría como el más fuerte de los barones regionales del PP, con opciones para un futuro relevo del actual líder del partido. Si se confirma la mayoría absoluta que dan los sondeos su decisión de alentar las elecciones previstas para marzo fue todo un éxito y eso le refuerza como político con proyección.

Un éxito personal de Feijóo que hizo una campaña alejada de la gestión de Rajoy. Sea o no un plebiscito sobre la gestión de Rajoy, la victoria del PP le deja manos libres para nuevas medidas.

El martes y miércoles se discute en el Congreso un Presupuesto para 2013 que ha quedado superado por la realidad y que no incluye los recortes que vengan, a la espera de pasar el trámite electoral en Galicia y Euskadi.

En el País Vasco, el PNV será el más votado, pero necesitado de pactos que pueden oscilar entre la izquierda abertzale de EH Bildu, el PSE y hasta la abstención del PP para un gobierno en minoría. Íñigo Urkullu puede ser lehendakari y gobernar con una geometría variable, en función de los asuntos que se discutan.

En este caso, el dolor de cabeza para Rajoy sería un lehendakari como Íñigo Urkullu con tendencia al soberanismo, con un desafío independentista ya en marcha en Cataluña y con una izquierda abertzale muy fortalecida en todas las instituciones, empezando por el Parlamento vasco. La gran novedad es que será la primera legislatura que se inicie en Euskadi sin la amenaza de ETA.

EH Bildu será el segundo partido más votado en el País Vasco y con un resultado histórico para los radicales en Euskadi. Curiosamente, la izquierda abertzale es la primera y principal beneficiaria del final de la violencia. Su mejor expectativa en las encuestas le sitúa muy cerca del PNV.

El PNV tendrá  27 escaños (tenía 30); EH Bildu 21; el PSE 16 (tiene 25); el PP 10 (tiene 13) y  UPyD mantiene el que tenía.

Para el PP, el resultado del País Vasco tiene una lógica distinta que tiene más que ver con la situación en la comunidad que con el desgaste de Rajoy. El candidato del PP, Antonio Basagoiti, también de la estricta confianza de Rajoy, busca rentabilizar la polarización entre nacionalistas y constitucionalistas y haciendo que el socialista Patxi López asuma todo el gasto del final del paréntesis de un Gobierno constitucionalista. Basagoiti ha forzado el córner, lo ha tirado y lo ha rematado: permitió la investidura de López, forzó su caída y ahora ve como los socialistas asumen la mayor parte del coste del proceso.

Patxi López ha recibido el doble castigo del PSOE y de su paso por la Lehendakaritza.

En todo caso, los partidos nacionalistas tendrán mayoría clara en el Parlamento vasco y perderían los dos que han gobernado en la última legislatura, cerrando así ese paréntesis constitucionalista. El Parlamento vasco más nacionalista fue el que salió de las elecciones autonómicas de 1986 con 52 escaños, ahora tendrían 48.

La cruz del día es la de Rubalcaba. Porque su resultado es el anverso del triunfo del PP en Galicia y por la cruz que lleva a cuestas por no ser capaz de recuperar a los socialistas. El PSOE salvó Andalucía y Asturias contra pronóstico en marzo y el tanto se lo apuntó el secretario general socialista. Ganó tiempo frente a los impacientes de su partido, pero ahora se puede precipitar.

Rubalcaba camina con su cruz a cuestas, pendiente de quienes desde dentro consideran que la suya no es la mejor oposición que puede hacerse. Ahora los impacientes podrían elevar el tono y hacer público lo que desde hace tiempo dicen en voz baja: hace falta un nuevo líder socialista porque Rubalcaba no logra remontar.

El propio líder socialista había convertido la campaña en un plebiscito sobre la gestión de Rajoy, centrando el debate en la política nacional.

Los socialistas no tocaron suelo el 20-N y han tenido incluso peor resultado que entonces. En Galicia tuvieron el 27,81% de los votos y ahora apenas superan el 20%.

Es significativo el dato de la elevada abstención en Galicia, muy por encima de la de elecciones anteriores en la comunidad. Es la materialización de los datos de todos los sondeos que muestran desde hace tiempo una evidente desafección ciudadana, que se concreta en el rechazo a los dos grandes partidos.

En este caso, siempre según los sondeos, el más perjudicado sería el PSdeG. Es decir, que los socialistas seguirían sin tener un discurso que llegue nítido a los electores y recupere el batacazo de noviembre de 2011 en las generales.

Los socialistas sumaban con BNG y AGE (formación liderada por Xosé Manuel Beiras junto con IU) para arrebatar la mayoría absoluta al PP. El BNG estaba en condiciones de mantener sus posiciones y Beiras es la gran sorpresa de la noche irrumpiendo con fuerza, pero el hundimiento del PSdG impediría el cambio en Galicia, siempre según esos datos.

Su éxito es haberse convertido en tiempo récord en la alternativa nacionalista de izquierdas, por encima del BNG, partido que lideró. Si los socialistas hubieran aguantado, la suma con los nacionalistas hubiera quitado la mayoría absoluta al PP.

UPyD logra mantener su escaño en el País Vasco, lejos de su aspiración de grupo parlamentario o de entrar en la cámara gallega, pero en Euskadi se mantienen como quinto partido en unas elecciones tan polarizadas.

El resultado de Mario Conde en Galicia es irrelevante.

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