Paulino Barrabés, referente histórico de UGT y PSOE

“Era tozudo con sus ideas a la vez que generoso y próximo”. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, resumía así la semblanza de Paulino Barrabés Ferrer, histórico dirigente del sindicato y del PSOE fallecido el domingo en Madrid a los 83 años, ante la capilla ardiente instalada en la Casa del Pueblo de UGT en Madrid. Fueron las casas del pueblo, que él recuperó tras el franquismo, y el valor de la cuota obrera como garantía de la independencia y expresión de solidaridad, las dos constantes que le marcaron en su gestión en el sindicato como responsable de la administración desde que volvió del exilio en 1976 hasta 1993.

Fue ese año cuando estalló el caso PSV, al suspender pagos la cooperativa de viviendas promovida desde el sindicato y que afectó a 19.000 asociados. El escándalo inmobiliario supuso la salida de la dirección de la UGT, con Nicolás Redondo al frente y, entre otros, Barrabés, que fue imputado por apropiación indebida junto al director de la PSV, Carlos Sotos. Barrabés, que pasó un mes en la cárcel, fue absuelto en 2001 y en octubre de 2003 el Tribunal Supremo eximió a UGT del pago de la indemnización de 78 millones de euros por responsabilidad civil subsidiaria, al tiempo que confirmó la condena de dos años y cuatro meses impuesta por la Audiencia Nacional a Sotos.

Méndez defendió la gestión de Barrabés. A su juicio, si el proyecto de PSV hubiera prosperado quizá la especulación inmobiliaria actual no existiría. Al mismo tiempo resaltó ante más de un centenar de asistentes, entre los que estaban Alfredo Pérez Rubalcaba y Manuel Chaves, el “duro” varapalo que supuso para él. “Más allá de los problemas de gestión que hubo, PSV era un proyecto para reforzar la dimensión social de la política de vivienda frente a la hegemonía de la dimensión económica, y se encontró con la hostilidad de las entidades financieras”.

Se afilió a las dos organizaciones  a los 16 años, durante el exilio francés

Barrabés era uno de los últimos exponentes de la generación que vivió las relaciones cruzadas entre UGT y PSOE. “Cuando estoy en la UGT milito en el PSOE, y cuando estoy en el PSOE milito en la UGT”, solía decir. Era muy respetado en ambas organizaciones, de las que se hizo militante con 16 años en 1944, durante el exilio francés al que sus padres se vieron abocados por estar en el bando perdedor de la guerra civil. Durante la contienda, una explosión le afectó al ojo y el brazo derechos.

Nacido en Valencia de origen aragonés, su padre, también Paulino, fue alcalde socialista de Monzón (Huesca), adonde había vuelto la familia. Movilizado en el frente, su padre se reencontró con el hijo y su madre en Francia. Paulino era también el nombre de pila de Pablo Iglesias y en homenaje a este el padre fue bautizado con ese nombre, que él heredó. Su hijo sigue la tradición aunque, como Iglesias, derivó a Pablo.

Barrabés se hizo notar pronto en la estructura de la organización del partido y del sindicato en el exilio. De esa etapa tuvo algún enfrentamiento con el líder Rodolfo Llopis, al que le manifestó su opinión de que la dirección del partido debería estar en el interior. Ya en 1978, restaurada la democracia, desempeñó un papel clave como secretario confederal en el XXXI Congreso del sindicato al impulsar la recuperación del patrimonio histórico de UGT y las Casas del Pueblo, que en su momento habían suplido las carencias en cultura, educación y sanidad.

Barrabés formó parte del Consejo General de UGT y fue elegido vocal de la Comisión Ejecutiva en el IX Congreso de 1965, donde permaneció hasta 1969. En 1971 fue nombrado secretario de Formación, cargo que ocupó hasta la celebración del XII Congreso en 1973. Durante este tiempo y hasta 1975 fue miembro de la Comisión de Formación del Militante. En el XXXII Congreso, en 1980, fue elegido secretario de Administración, cargo que ocupó hasta el XXXV Congreso de 1990. Desde entonces ha estado vinculado a las fundaciones Francisco Largo Caballero y Pablo Iglesias, de las que era patrono fundador, y era miembro de la Fundación Ramón Rubial.