El PSOE registra en el Congreso la reprobación de Wert “por toda su gestión”
La portavoz socialista cree que el ministro de Cultura está desautorizado y le pide la dimisión Patxi López denuncia el "afán recentralizador del Gobierno" y niega que haya adoctrinamiento El PSOE pretende que el Congreso reproche a Wert su discurso de “derecha totalitaria”
La reprobación del ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, ya está en marcha. En cuatro folios, la dirección del Grupo Parlamentario Socialista trata de justificar por qué pide la reprobación, y su consecuencia política, la dimisión de Wert. No se trata solo de que haya desvelado la intención gubernamental de “españolizar” a los niños catalanes – “para que vivan con equilibrio su doble identidad” - sino que cuestiona “por toda su gestión”. Así lo ha aclarado la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, para explicar que una decisión tan grave como pedir la reprobación de un ministro no se debe a una declaración concreta. A primera hora de la mañana, la portavoz parlamentaria socialista, Soraya Rodríguez, oficializó en el Registro del Congreso la proposición no de ley de reprobación y, posteriormente, Valenciano amplió el espectro de la crítica: se le reprocha una apuesta ideológica máxima en su política educativa, así como el recorte drástico de los recursos para Educación.
Cuando por cupo el Grupo Parlamentario Socialista pueda defender esta proposición no de ley, sin duda antes de las elecciones catalanas del próximo 25 de noviembre, el resto de los grupos parlamentarios tendrá que manifestarse con su voto a favor o en contra. El Congreso tendrá que pronunciarse sobre la reprobación del ministro por su actuación “en contra de la calidad y la equidad de la educación pública y la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación, el desmantelando del sistema educativo público; por su empeño en reducir los recursos destinados al sistema educativo; por sus intenciones de promover una reforma educativa profundamente ideológica, regresiva, segregadora y excluyente”. El texto incluye palabras de reproche también para su faceta de responsable de la Cultura. “Sus medidas ponen en riesgo la viabilidad de las industrias culturales españolas”, en referencia principal a la subida de IVA para productos culturales, entre ellos, la entrada a salas de cine y teatro.
Hay que llegar hasta el final de la proposición no de ley para leer el asunto que ha levantado la polémica. Se pide su reprobación “por su reiteradamente demostrado desprecio hacia los valores, los principios y los derechos que proclama y reconoce la Constitución y especialmente hacia el modelo de Estado autonómico, su diversidad y su realidad plurilingüe”. El ministro desató las iras de la oposición al responder a una pregunta sobre su intención de subvencionar a los centros en Cataluña que quieran impartir la enseñanza en castellano. “Nuestro interés es españolizar a los alumnos catalanes”. A continuación, agregó su interés de que los alumnos se sintieran orgullosos de ser españoles y catalanes, así como que vivieran con equilibrio su doble identidad. Esta fue la respuesta a una pregunta del diputado del PSC Francesc Vallés, que reconoce su sorpresa, ya que nunca pensó que el ministro iba a ser tan explícito.
Lo cierto es que la oposición tiene al ministro de Educación en su punto de mira al ser el ejecutor de la política educativa del Gobierno de Mariano Rajoy, que, por los anuncios, dará la vuelta a la legislación actual. Junto a los recortes, está el cambio profundo de modelo. Los anuncios están por concretarse, a excepción de la desaparición en sus actuales términos de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pero el descenso presupuestario si tiene traducción contable.
En el texto de la reprobación al ministro se acumulan todos los elementos de batalla entre Gobierno y oposición desde que empezó su mandato. Más horas lectivas para los profesores, más alumnos por aula, no contratación de varios miles de profesores interinos, pasando por el anuncio de cobro por llevar la tartera al colegio al no poder pagar los padres el gasto de comedor.
La polémica surge cuando el Gobierno ha decidido tener un perfil moderado sobre Cataluña, en plena efervescencia reivindicativa de los nacionalistas en demanda de independencia con respecto a España. Tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría mantienen esa línea y de ahí que su defensa del ministro sea también moderada. “Los alumnos tienen que conocer la realidad de su entorno, que es España, su comunidad autónoma y su pueblo, aunque lo importante es la educación integral del menor”. Esta es la declaración un tanto aséptica de Sáenz de Santamaría.
La portavoz socialista, además, ha admitido que sabe que el ministro no se irá: "Lo de ayer es el final de un largo recorrido y debería dimitir, ha quedado desautorizado. No lo va a hacer, ha sido muy claro". Por eso, Rodríguez ha centrado sus esfuerzos en que haya un reproche parlamentario al discurso del ministro: "Vamos a solicitar su reprobación formal en el Congreso".
Rodríguez ha puntualizado que las palabras del ministro "reproducen la peor derecha centralizadora, uniformadora y totalitaria". "Cuando presentó la reforma dijimos que era ideológica y ayer lo dijo", ha agregado la portavoz socialista. "Quiere centralizar y españolizar, es la peor derecha y el Gobierno le mantiene y los diputados le aplaudieron a rabiar",
Ya ayer, desde el PSC, Pere Navarro, anunció su intención de promover en el seno de su partido la reprobación de Wert por sus palabras El lehendakari Patxi López ha negado esta mañana que en las comunidades autónomas exista "cualquier tipo de adoctrinamiento" y ha denunciado "el afán recentralizador del Estado", que intenta, ha añadido, "desmantelar lo conseguido hasta ahora", informa Javier Rivas.
Además de los socialistas, al ministro de Educación le ha llovido las críticas de todos los partidos tras incendiar ayer el Congreso con su frase de que quería “españolizar a los alumnos catalanes”. El Gobierno catalán rechazó lo que considera una ofensiva “recentralizadora”, desde CiU, su portavoz parlamentario, Josep Antoni Durán i Lleida, le acusó de “alimentar el independentismo” y Mario Bedera, del PSOE, de querer “volver a los años sesenta”.
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