Mayor y Aguirre reprochan a Rajoy el ‘caso Bolinaga’ en una tensa reunión
Primer gran choque interno en el PP desde la crisis de liderazgo de 2008
Cuatro años después, las aguas del PP vuelven a bajar revueltas. Desde la durísima crisis de liderazgo de Mariano Rajoy en 2008, en la que el líder escuchó de todo, las reuniones del partido eran anodinas. Rajoy hablaba y los demás aplaudían, sin apenas debate. Pero este lunes algunos recordaron ese ambiente de 2008 en una reunión muy tensa del Comité Ejecutivo Nacional presidida por Rajoy.
El presidente no solo pierde apoyo popular cada día. También una parte de su partido y de medios de comunicación conservadores empiezan a estar muy molestos con él. Y el caso Bolinaga, esto es la excarcelación del secuestrador de Ortega Lara, que sufre un cáncer terminal, parece ser la espita por la que estalla la tensión interna.
Jorge Fernández dijo que Mayor hizo lo mismo que él y este lo negó
El choque de este lunes no fue casual. Rajoy lo impulsó indirectamente. Porque lejos de obviar la polémica interna, como hace habitualmente, autorizó a Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, que tenía muchas ganas de cruzarse con Jaime Mayor, a sacar el asunto. Al comenzar la reunión, Dolores de Cospedal anunció que Fernández había pedido la palabra para hablar de la política antiterrorista del Gobierno. Y Fernández, amigo íntimo de Rajoy, lanzó un larguísimo discurso, de casi una hora, con detalles de todo tipo y tres argumentos fundamentales: no hay ningún tipo de negociación, ETA está derrotada y lo que se está haciendo, incluida la excarcelación de Bolinaga, es exactamente “la misma política” que se siguió en 1996, cuando Mayor ocupaba su puesto. Fernández aclaró que bajo su mandato han sido acercados dos presos al País Vasco por enfermedad pero han sido alejados 30.
Era evidente que Fernández quería resolver de una vez este asunto. Rajoy observaba la escena. Y Mayor entró. “No pretendía hablar, pero no puedo aceptar esto. Primero, ETA no está derrotada, está a punto de ganar las elecciones. Y el ministro no dice la verdad. Las peores mentiras son las verdades a medias. No es la misma política”.
Margallo pidió lealtad al Gobierno, y Basagoiti reclamó unidad en el PP
Mayor, después de recordar que las víctimas están indignadas con esta decisión, soltó una frase que descolocó a muchos porque admitió una decisión política detrás de la concesión de un tercer grado. Citó el caso de Jon Idígoras, dirigente histórico de Batasuna. “Tenía un enfisema pulmonar [no comparable al caso Bolinaga, de hecho vivió hasta 2005] y le dimos el tercer grado. Pero tomamos esta decisión por el contexto de aquella época, cuando se iban a tomar decisiones difíciles. Entonces se iba a ilegalizar Batasuna; ahora, Bildu va a ganar”, remató Mayor.
Si la cosa se hubiera quedado solo en el exministro, que ocupa un puesto de escaso poder en la estructura del PP, no habría sido tan relevante. Sin embargo, Esperanza Aguirre, que sí tiene poder y controla la Comunidad y el PP de Madrid, muy importante, apoyó a Mayor. Aunque en un tono menos descarnado, Aguirre sentenció: “Admito que todo lo que se ha hecho es legal, pero también lo habría sido tomar la decisión contraria, y esto último es lo que yo hubiera hecho”. Esto es, un cuestionamiento abierto de la decisión de Rajoy en su presencia.
José Manuel García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores, amigo íntimo de Rajoy y un hombre influyente en el mundo del presidente, salió al quite. Reclamó a Mayor y a Aguirre, sin citarlos, “lealtad”. “Pido para este Gobierno la misma lealtad del PP que tuvo el de José María Aznar, que tomó decisiones que no todos compartíamos y sin embargo todos le apoyamos”. Margallo además reprochó a Mayor y a Aguirre que hubieran lanzado sus críticas en la prensa y recordó que es internamente donde deben resolverse estas cuestiones. Además, señaló que el debate sobre los presos le conviene a Bildu.
Antonio Basagoiti, líder del PP vasco, trató de terciar y apeló a la unidad del PP precisamente ahora que se enfrenta a unas elecciones clave en Euskadi. Su vehemencia y esa apelación a la unidad y a no hacerle el juego a Bildu gustó a muchos dirigentes.
Rajoy intentó cerrar la brecha abierta. Apoyó abiertamente la política de Fernández e insistió en que es la misma que se hacía con Aznar: “Yo también fui ministro del Interior. Y sé que entonces se tomaban las mismas decisiones que ahora. La política es la misma”. Rajoy cerró así la reunión, pero la tensión demuestra que el PP empieza a tener grietas internas y está por ver cómo podrá taparlas el presidente.
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