“En casa, delante de la tele, seguro que no hay futuro”
Miles de personas se manifiestan en ambiente festivo por las calles de Barcelona con escasa presencia policial
Gigi y Edu, de 40 y 49 años, lucen un brazalete amarillo fluorescente. “No soy policía, ni tampoco persona violenta. Soy ciudadana y ejerzo mi derecho a denunciar las injusticias”, reza. Ambos caminan de la mano hacia la plaza de Catalunya de Barcelona, donde este sábado arrancó una multitudinaria manifestación del 15-M. Su brazalete es una burla al que lucieron los Mossos de paisano el Día del Trabajador, que decía Policía. “En casa, sentado delante de la tele, seguro que no hay futuro”, explicó Edu, sobre los motivos que le llevaron a él y a miles de personas a marchar en protesta por la situación que atraviesa España.
Los indignados regresaron a las calles de Barcelona, y volvieron a demostrar su musculatura. Miles de personas caminaron durante más de tres horas por el centro de la ciudad. La marcha arrancó de la plaza de Catalunya a las seis, bajo el lema El pueblo somos la solución. Una hora y media después, todavía había personas que no se habían podido mover del sitio.
En el habitual baile de cifras, los convocantes aseguraron que la participación superó a la de la manifestación del 15 de octubre del año pasado, cuando aseguraron que unas 350.000 personas marcharon por el centro de la ciudad. Los Mossos d’Esquadra se quedaron en los 45.000 manifestantes, algo menos que los 60.000 que calcularon en la marcha del 15 de octubre.
En cualquier caso, el movimiento del 15-M aplaudió el éxito rotundo de una manifestación sin incidentes que transcurrió en ambiente festivo y que da el pistoletazo de salida de una semana que supone la vuelta a las plazas. En varios bloques, los indignados clamaron en contra de los recortes y a favor de la sanidad y la educación.
Eva Vázquez, trabajadora social, de 39 años, se llevó a sus dos crías, de dos y cinco años, a la manifestación, vestidas con camisetas amarillas con un gran SOS por la educación pública. “A la mayor le he contado cómo puede afectar a su cole eso de los recortes. Creo que un poco sí entiende por qué estamos aquí”, señala. Familias con hijos, adolescentes, ancianos... Todos con la indignación por bandera. “¡No estoy indignado, estoy indignadísimo!”, se quejó Francisco Pérez, 79 años, que iba haciendo pequeñas paradas en el camino para paliar su dolor de espalda. “Aunque me duela, aquí sigo, al pie del cañón”, defendió. Como él, Robert Medina, de 68 años, sigue luchando por sus derechos, aunque algo más escéptico: “No vamos a conseguir nada, pero tenemos la obligación de salir a la calle. Ya que no salen los jóvenes, salimos nosotros”.
A las ocho de la tarde, la cabecera de la manifestación regresaba al punto de salida, únicamente con un detenido acusado de agredir a un policía, y con escasísima presencia policial. A las nueve de la noche, la plaza de Catalunya se preparaba para celebrar la primera asamblea multitudinaria, desde que fueron desalojados definitivamente el 30 de junio del año pasado. Este sábado, muchas personas tenían previsto acampar de nuevo en el lugar. El Ayuntamiento tiene un pacto tácito con los indignados, que hasta el martes tienen carta blanca para tomar otra vez la plaza.
Con información de Clara Blanchar, Natalia Bravo y Pilar C. Casi.ras
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.