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Testigos del 11-M acusan a ‘El Mundo’ de presionarles para exculpar a Zougam

Una denuncia en la Audiencia recoge las ofertas que recibieron por cambiar su declaración Las dos testigos protegidos se negaron a cambiar su declaración Les ofrecieron una mejora en el trabajo y ayuda con la hipoteca del piso

Manuscrito de una de las testigos.
Manuscrito de una de las testigos.

El Mundo intentó que dos testigos protegidos —dos mujeres rumanas— en el caso por los atentados del 11-M se retractasen de su declaración y exculpasen a Jamal Zougam, condenado como autor material de la matanza a 42.917 años. Les ofrecieron mejoras en el trabajo y ayuda para que una caja de ahorros no desahuciase a una de ellas de su piso, además de camisetas del Real Madrid. Las dos testigos se negaron al enjuague, porque habían dicho la verdad en el juicio y han denunciado presiones de los periodistas. Así se desprende de la denuncia presentada por el abogado Gonzalo Boye en la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional, es decir ante el tribunal que juzgó el caso del 11-M y que tiene en tramitación la ejecución de la sentencia ratificada por el Tribunal Supremo.

La denuncia, presentada el 20 de marzo en la ejecutoria del citado proceso, explica que las dos testigos han aportado sendos relatos manuscritos en los que "describen maniobras tendentes a influirles para desvirtuar sus propios testimonios" y también "para comprometer la imparcialidad que en todo momento reflejó el propio presidente del Tribunal (el magistrado Javier Gómez Bermúdez) que enjuició los hechos".

Más información
Relato de las testigos protegidas
Acta notarial de uno de los mensajes de 'El Mundo'
Acta notarial de otro de los mensajes de 'El Mundo'
Denuncia ante la Audiencia Nacional

Junto con la denuncia se aportan los relatos manuscritos de las dos testigos -ocho y nueve páginas, respectivamente- así como actas notariales de constatación de los mensajes telefónicos recibidos. En uno de estos mensajes se ratifica la parte del relato en la que se indica a una de las mujeres que su problema hipotecario estaría resuelto o en vías de solución, que fue una de las ofertas realizadas a cambio de la retractación del testimonio, y en otro, la confirmación del regalo de dos camisetas del Real Madrid.

La denuncia señala que el objetivo de esas maniobras habría sido "el de generar elementos que permitiesen continuar cuestionando la firmeza y conclusiones de la sentencia" del 11-M. Por ello, el letrado Boye, que ejerció la acusación particular en el juicio en nombre de dos de las víctimas, precisa que los documentos aportados "revelan hechos que de comprobarse tendrían una relevancia jurídica que habrá de determinarse en la sede oportuna, pero es en esta ejecutoria donde primero deben de tener entrada para que sea este tribunal el que decida qué se debe hacer con los hechos descritos, especialmente a la vista de la situación como testigos protegidos de las personas que realizan las manifestaciones". Añade que "es un hecho público, notorio y publicado que se continúa tratando de cuestionar la sentencia ya firme, incluso con acciones que han puesto al descubierto la identidad de algunos testigos protegidos con el consiguiente riesgo para sus respectivas seguridades personales y, además, y más grave, que se trate de cuestionar por vía de manipulación la imparcialidad de quien presidió el tribunal sentenciador".

Primera página de la denuncia, con el sello de entrada en la Audiencia Nacional.
Primera página de la denuncia, con el sello de entrada en la Audiencia Nacional.

En los documentos manuscritos aportados, una de las dos testigos explica cómo le invitaron a ver las instalaciones de El Mundo, le regalaron camisetas del Real Madrid para sus hijos y le ofrecieron ayudarle a cambiar a un trabajo mejor y también un empleo para su hija cuando acabase los estudios, a cambio de que se retractase de su testimonio en el que afirmó que vio a Zougam en uno de los trenes. En ese relato se señala en un castellano imperfecto que los periodistas de El Mundo están seguros de que ella ha sido "testigo ocular de uno de los terroristas" y le insinuaban que ella "podía haber declarado en falso". "Empezaron a preguntar una y otra vez", señala en uno de los folios, “presionándome más con preguntas, cómo sí me había presionado la policía para declarar contra el terrorista o si cuando fui a la Casa de Campo (a declarar en el juicio) quién me llevó y de que el juez Bermúdez si había establecido una conversación conmigo y me hubiera impuesto decir todo aquello que yo tenía que declarar injuria tras injuria y un bulto de mentiras y acusaciones en falso hacia mi persona”. La sesión acabó, según el relato, cuando ella rompió a llorar y se levantó. (…) “En diciembre sale el periódico con la bola de mentiras y todas las acusaciones a mi persona”.

En el documento manuscrito por la otra testigo se explica que ella contó al periodista de El Mundo que tenía muchos problemas, que su padre estaba muy enfermo, que estaba a punto de perder el piso y que no tenía ganas de hablar con nadie ni de salir en los periódicos. Al poco tiempo, relata, le volvieron a llamar para decirle que le podían ayudar con el piso y con un trabajo para su hija. “Me ha preguntado por Zugam (Jamal Zougam). He quedado sorprendida, primera vez no caí, pero luego me ha dicho que sabe que estoy testigo protegido y como puedo acusar al Zugam y si puedo dormir tranquila sabiendo que un inocente está encerrado , que está gritando que es inocente y su madre ha dicho que estaba en casa, y ellos creen que está inocente. Le he dicho que yo no dicho ninguna mentira”.

Se comportó muy agresivo para intimidarme"

El documento continúa: “Se comportó muy agresivo para intimidarme, me presionó que le vi la foto en periódico, por qué he declarado tan tarde, que me ha obligado la policía, que mi amiga, que me ha ofrecido papeles, que nacionalidad, que papeles para mi hija, que dinero. Le he contestado que los papeles yo y mi marido los tenía en 23 de marzo 2004; nacionalidad no tengo ni lo pedido nunca; a mi hija los papeles han salido denegadas y dinero lo que ha dado al grupo que pertenezco”. Agrega que si reconoce que se ha equivocado que siempre van a estar a su lado y la van a ayudar. “Si colaboro con ellos me ayuda, pero yo también le tengo que ayudar porque ellos creen que Zugam es inocente. Le digo que si para ayudarme con el piso yo tengo que decir lo que dice ellos, que no me ayude con nada”.

Poco tiempo después, según el documento, le llamó Joachim y le dijo que lo del piso “ya está arreglado. Ha hablado Casimiro [previsiblemente Casimiro García Abadillo, vicedirector de El Mundo] con el director de Barcelona [la hipoteca de la testigo es con una caja catalana] y no voy a quedar morosa, pero esto es un arreglo entre ellos que es ilegal y no puede dar nada por escrito, pero si ha prometido va a cumplir si no Casimiro le puede hacer mucho daño con el periódico”.

 “Luego ha dicho que es seguro que en las elecciones va a salir el PP y se va a abrir el caso (del 11-M) y es mejor que reconozca que me he equivocado porque ellos me van a ayudar y apoyar siempre. Le digo que por mí, que se abra, porque no tengo nada que ocultar y no he mentido”.

En otro de los documentos aportados, la testigo cuenta que uno de los periodistas le comenta que la asociación de Pilar Manjón (Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, que representa a 81 asesinados y 309 heridos) no es tan buena como la de Ángeles Domínguez (Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, que representa a 12 asesinados y 103 heridos y está apoyada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre).

El tribunal del 11-M deberá decidir ahora cómo procede con la denuncia, aunque previsiblemente dará traslado al fiscal para que se pronuncie sobre el caso.

Jamal Zougam durante el juicio.
Jamal Zougam durante el juicio.

Los periodistas de El Mundo a los que alude la denuncia presentada en la Audiencia Nacional manifestaron hoy a través de sus cuentas de twitter que están muy orgullosos de su trabajo, que es falso que presionaran a las dos testigos protegidos del 11-M y que la versión que facilitan ambas es mentira. El director de la publicación considera inverosímiles las versiones de ambas testigos, que aportan en la denuncia mensajes que recibieron en sus móviles de los periodistas de El Mundo.

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