Los arrepentidos facilitaron la condena

Los arrepentidos pesan de manera decisiva en los últimos procesos por corrupción en Mallorca, y entre magistrados, defensores y fiscales se espera que, en adelante, aún tomen más entidad, tras los precedentes de la primera sentencia del caso Matas. Las partes implicadas en causas abiertas suponen que otros tribunales seguirán la pauta marcada por la Audiencia de Palma. Los aliados del fiscal en el banquillo asumieron parte de la carga en la acusación que desencadenó las condenas a seis años del expresidente balear Jaume Matas, y a tres años y nueve meses del redactor de discursos Antonio Alemany. Sus defensores se escudan en que dijeron la verdad.

Los colaboradores de la Justicia buscan pactos previos al juicio con la Fiscalía Anticorrupción. Abordan la confesión de hechos delictivos, devuelven en parte los fondos malversados y, esencialmente, destapan a otros supuestos autores. Por su actitud cómplice con la acusación, logran atenuantes estipulados en la ley, una rebaja en las penas.

La Audiencia de Palma fue más allá de lo previsto. El ex director de Comunicación del Gobierno de Matas Juan Martorell fue condenado a un año y medio de cárcel (la fiscalía pedía dos años) con los atenuantes de confesión y reparación del daño, por un delito continuado de prevaricación, fraude a la Administración, otro delito continuado en falsedad en documento oficial, falsedad en documento mercantil en concurso y un delito continuado en malversación. Martorell, asesorado por el letrado Santiago Fiol, señaló a Matas y a otros compañeros suyos.

El publicista Miguel Romero fue condenado a un año y 45 días de prisión por prevaricación, falsedad en documento mercantil, fraude a la Administración en concurso y malversación, con las atenuantes de reparación del daño y de confesión. En este caso, la fiscalía reclamó inicialmente para Romero —que fue representado por Antonio Coll, un veterano de casos complejos— cuatro años y medio de cárcel.

En la vista se produjeron dos absoluciones. Una fue la de María Umbert, exdirectora de Gabinete de Matas y de la televisión IB3, que tuvo como defensor al exfiscal José Zaforteza Fortuny. La otra fue la de la funcionaria y ex alto cargo de Presidencia Dulce Linares, que fue asistida por el penalista Eduardo Valdivia. Valdivia negoció otros casos de arrepentidos. Zaforteza, el penalista con más imputados por corrupción, es reacio a estos acuerdos.