Se desmorona el gran feudo socialista
El mapa andaluz estrena color azul de una punta a otra, incluida Sevilla
Adiós al granero de votos, adiós al baluarte, adiós al feudo. Lo que Andalucía fue para el PSOE desde los inicios de la democracia va a pasar a la historia. La encuesta de Metroscopia señala un final de ciclo en el que PP se coloca como partido favorito. Prácticamente se produciría un resultado inverso a las elecciones de 2008: la formación que lidera Javier Arenas en la comunidad conseguiría entre 33 y 35 escaños de los 60 que aporta Andalucía al Congreso, mientras que el PSOE, con José Antonio Griñán como secretario regional —a la sazón, presidente de la Junta de Andalucía—, obtendría entre 23 y 25.
Este sondeo confirma la caída imparable socialista que ya apuntaban la secuencia de datos de sucesivas encuestas y las elecciones locales de mayo de este año, en las que el PP andaluz se colocó por primera vez holgadamente delante del PSOE, con una distancia de 300.000 votos (7,2 puntos más).
Los socialistas perderían un diputado en cada provincia, y en algunas dos. Lo más llamativo es que el mapa andaluz estrenaría el color azul de una punta a otra, incluida Sevilla, que en la encuesta del CIS es la única que está pintada de rojo, mientras que tres provincias (Córdoba, Huelva y Jaén) quedan en tablas.
El sondeo de Metroscopia solo detecta un posible empate, en Córdoba, a tres diputados de los seis que tiene esta circunscripción. Pero la marca verdaderamente histórica para los populares la batirían en la capital andaluza: el exministro Cristóbal Montoro derrotaría al exvicepresidente Alfonso Guerra, que forma con Felipe González la pareja talismán del socialismo andaluz y jamás ha perdido ninguno de los duelos con el partido rival.
De los 12 escaños de la provincia, el PP sacaría seis, el PSOE, cinco; e Izquierda Unida, uno. La coalición ahora no cuenta con representación en el Congreso, y junto con otro diputado que la encuesta le atribuye en Málaga, lograría remontar a dos. Precisamente en Málaga es donde se produciría el segundo hito: de un empate a cinco escaños en 2008, el PSOE caería a tres y el PP subiría a seis, la mayor distancia de todo el territorio.
Andalucía celebra elecciones autonómicas en marzo. Normalmente, los comicios andaluces y generales han sido coincidentes, pero en esta ocasión Griñán ha querido separar las citas, con el propósito de abrir un margen para la recuperación, que está por ver si se produce. El PSOE confía en que las medidas de ajuste que tome el futuro Gobierno de Mariano Rajoy, si es que gana, haga las veces de revulsivo en su electorado y Javier Arenas se quede al borde de la mayoría absoluta. Cabe entonces un pacto con Izquierda Unida, cuyo líder andaluz, Diego Valderas, ya ha dicho que no dejará pasar al PP, como ha ocurrido en el caso de Extremadura.
Pero la traslación de este muestreo al Parlamento autónomo, que tiene 109 diputados, daría también la victoria por mayoría absoluta a Javier Arenas, que ya ha intentado tres veces conseguir la presidencia de la Junta sin éxito. Sería un vuelco espectacular, pues en la actualidad los socialistas disfrutan de la cómoda mayoría absoluta que obtuvo Manuel Chaves (ahora vicepresidente segundo del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero), y que legó a poco de empezar la legislatura a José Antonio Griñán, después de mantenerse en la presidencia 19 años.
El PSOE andaluz nunca se ha visto en una situación así: muy por detrás de la derecha y con un negro pronóstico en las dos citas electorales. Y lo que para la organización autonómica es aún peor: la causa del escoramiento del barco del PSOE español que, según el trabajo de Metroscopia, está a punto de hundirse sin remedio es el retroceso de Andalucía. Además, Griñán sería el primer socialista andaluz en verse sentado en la bancada de la oposición en 30 años.
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