Un siglo de PNV en el exilio
La formación nacionalista conmemora en Argentina el centenario de su primera junta extraterritorial Un 10% de la población local tiene raíces vascas
Eran otros tiempos. El automóvil apenas se conocía aún, no existían todavía los aviones y mucho menos los ordenadores e Internet. Pero el mundo giraba también por entonces en torno a la política. No resulta complejo de comprender, por tanto, cómo el nacionalismo vasco desembarcó por primera vez hace un siglo, pese a los deficientes sistemas de comunicación y transporte, a más de 10.000 kilómetros de Euskadi. En concreto, bajo las siglas del PNV y en la ciudad argentina de Rosario, donde vio la luz la primera junta extraterritorial de una formación joven aún, fundada por Sabino Arana.
Hoy se conmemora de forma oficial el centenario, aunque la primera delegación del PNV en el extranjero se fundó, en realidad, el 21 de julio de 1911. José María Beitia, Benito Urrutia, Francisco Bilbao y Bernardo Biana, emigrantes todos y convencidos por igual de la tesis nacionalista, decidieron aprovechar su presencia en Argentina para extender por tierras de Sudamérica los postulados de Arana. En principio, con un objetivo exclusivamente político de contribuir desde el exilio a la causa nacionalista, aunque su actividad derivó con el tiempo en una segunda vía educativa y cultural dirigida al conjunto de los ciudadanos procedentes de Euskadi.
Nació así, ya en 1912, el centro cultural Zazpirak Bat, uno de los más de 100 que se reparten por el país sudamericano. Tras casi un siglo de vida, cuenta en la actualidad con unos 300 socios. Una cifra modesta, en realidad, si se tiene en cuenta que Rosario suma más de un millón de habitantes y que la colonia procedente de Euskadi alcanzó en Argentina su máximo apogeo. Se estima que “un 10% de la población” tiene raíces vascas, aunque la inmensa mayoría “ni lo sabe”, según reconoce el máximo responsable de la junta extraterritorial y expresidente de la Federación de Entidades Vasco Argentinas (FEVA), Felipe Eiheragibel.
La organización celebra dos o tres asambleas al año para fijar su acción
En un momento de crítica recesión institucional para el PNV en Euskadi, el partido nacionalista mantiene incesante su prolija actividad en el extranjero. La junta extraterritorial argentina, por ejemplo, celebra “dos o tres” asambleas al año, normalmente en Buenos Aires, por aquello de facilitar los desplazamientos, y sigue “con intensidad” la actualidad política del País Vasco. Sus integrantes han recibido con “muchísima ilusión” un cese definitivo de ETA y un proceso de paz que, sin embargo, “aún tiene que madurar”, según Eiheragibel.
El presidente de la junta extraterritorial más antigua del PNV es nieto de un ciudadano vascofrancés, vecino de Zuberoa, que emigró a Argentina a comienzos del pasado siglo. No fue su abuelo quien le inculcó la ideología vasquista, ya que murió antes incluso de que él naciera, sino su propia investigación de las raíces familiares la que le llevó a conocer los principios del nacionalismo y la propia historia de la formación peneuvista. A sus 66 años, ha visitado ya Euskadi en numerosas ocasiones y tiene incluso un hijo que reside en San Sebastián.
Desde Rosario se sigue con intensidad la actualidad política de Euskadi
Desde su fundación hace un siglo, la junta extraterritorial ha sufrido avatares de todo tipo. Desde la propia influencia de la Guerra Civil española o la dictadura en el exilio, hasta la decadencia económica de Argentina, que dificultó el mantenimiento de la actividad política peneuvista a finales del pasado siglo. Su sede inicial de Rosario se trasladó durante años a la capital de la nación, aunque ha vuelto a recalar en la provincia de Santa Fe. La organización del PNV en el país se completa con tres asambleas regionales en Buenos Aires, Mar del Plata y Bahía Blanca, así como con otras tantas entidades menores, denominadas Batzokis. La celebración del centenario solo supondrá hoy un paréntesis en su actividad. Una efeméride que tratarán de aprovechar para ganar impulso de cara a su segundo siglo de vida.
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