El movimiento antidesahucios para el primer desalojo en Girona
El Juzgado de Primera Instancia de Girona ha aplazado la ejecución para dentro de un mes
Un sofá, una mesa de plástico de las de terraza veraniega y una cómoda desvencijada. Es lo que quedaba esta mañana de lo que un día fue el hogar del marroquí Meziane Sefioune, su mujer y sus tres hijos en Salt (Gironès). Una hora antes de la hora prevista para la ejecución del desahucio que pesa sobre su cabeza, Sefioune se encerró en su piso de 50 metros cuadrados mientras los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) obstruían la puerta de entrada al edificio para impedir la entrada del secretario judicial. Pero no apareció nadie. Solo unos policías de paisano vigilaban la zona. La PAH consiguió detener el desahucio. Sefioune puede respirar tranquilo hasta dentro de un mes, la fecha marcada para el segundo intento.
El desahucio de Sefioune es el primero en el que interviene la PAH en Girona. La plataforma, que ha logrado aplazar numerosos desahucios en Barcelona, entró en escena en esta provincia hace solo dos meses. Hoy ponía a prueba su fuerza, precisamente en Salt, una localidad con un 40% de inmigración y un elevado porcentaje de paro. Un caldo de cultivo para los desahucios. La PAH consiguió su objetivo. La juez del Juzgado de Primera Instancia de Girona ha aplazado la ejecución para dentro de un mes y se ha comprometido a mediar entre Sefioune y el BBVA, entidad que le concedió una hipoteca por 80.000 euros que el hombre no puede pagar. “Los servicios sociales han emitido un informe donde explican que la familia no tiene adónde ir, y la juez lo ha tenido en cuenta”, explicó Marta Afuera, portavoz de la PAH. “Quiero hacer un llamamiento para los trabajadores sociales. Que sepan que ellos pueden ayudar a las familias”, instó la portavoz.
Sefioune llegó a España hace 10 años para trabajar en el sector de la construcción. Como muchos compatriotas acabó en Salt. Tiene tres hijos: los mayores de 11 y ocho años, y el pequeño un bebé de siete meses nacido en España. En 2004 Sefioune firmó una hipoteca para comprar un piso de tres habitaciones situado en el Grupo Verge Maria, un conjunto de bloques muy humildes. Fue pagando las cuotas, establecidas primero en 350 euros al mes y luego en 500, hasta que se quedó sin trabajo. Lleva dos años en el paro.
El hombre miraba esta mañana con cara de susto el revuelo mediático generado por el caso y a duras penas era capaz de explicar su situación debido a un conocimiento precario del castellano. “No tengo ayudas ni trabajo”, explicaba. “No puedo pagar un alquiler”. La familia ha sido acogida en el piso de unos amigos. “A esta gente se le está dejando en una situación de marginación total”, declaró Afuera. A las 11:00 horas, cuando ya estaba claro que nadie vendría a echarle del que fuera su piso, Sefioune salió a la calle con cara de satisfacción. Los miembros de la PAH lo recibieron al grito de “¡Sí, podemos!”. “El desahucio se ha aplazado hasta dentro de un mes”, informaba Afuera. “Aquí nos encontrarán otra vez”, contestaba un compañero.
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