Un adiós aplazado hasta la próxima sesión
El último pleno de control al Congreso se cierra con escasa tensión de cierre Mucha preocupación por las listas, a dos meses del comienzo de campaña
Vienen despidiéndose desde hace tanto tiempo que hoy ya no hay un inminente ambiente de partida. Ni dentro, ni fuera de la Cámara. Lo que sí hay es un constante goteo de buenos deseos y agradecimientos desde ayer, y que seguramente continuará en el pleno de mañana, de muchos de los que han tomado la palabra en el hemiciclo y en las comisiones. Los diputados aprovechan sus intervenciones en la tribuna para hacer su último saludo. Como Pilar Grande, portavoz de Sanidad del grupo socialista, que ha tenido una emotiva despedida para los que se van, porque ella confía en figurar en la lista del PSOE por Las Palmas.
Donde no se ha evidenciado la despedida ha sido en la última sesión de control al Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, porque no será hasta mañana, cuando se voten en sesión plenaria los últimos ocho proyectos de ley y dos reales decretos de esta legislatura, cuando los diputados echen el cierre a este ciclo parlamentario. Por eso solo se ha escuchado, y únicamente para los diputados que estaban más cerca porque los micrófonos se han apagado en ese momento, el tímido deseo de buena suerte que el líder del PP, Mariano Rajoy, le ha enviado a Zapatero.
Sin grandes aspavientos y justo después de que le reprochara al presidente la “herencia envenenada”. Zapatero tampoco ha querido dilatar las despedidas. Se ha marchado tras su intervención justo cuando se cumplía una hora de su llegada al hemiciclo, acompañado del candidato socialista a la presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba. “Presidente, el último corrillo”, le han gritado los informadores, a la caza sin éxito de sus últimas palabras. Pero Zapatero ha hecho oídos sordos y se ha metido en el coche oficial sin pararse un minuto.
"No puedo estar satisfecha mientras en nuestro país haya tantas personas en paro", ha dicho Salgado
El otro gran duelo político matinal se ha producido entre la vicepresidenta primera, Elena Salgado, y la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, que sin embargo sí se han despedido formalmente en sus intervenciones. La dirigente popular reclamaba un balance de gestión económica y de la crisis a la ministra de Economía y le preguntaba si se sentía satisfecha de su trabajo de estos años. “De lo que estoy orgullosa es de haber servido a mi país y a los ciudadanos en unos momentos especialmente críticos. Aunque no puedo estar satisfecha mientras en nuestro país haya tantas personas en paro”, le ha replicado Salgado. “Y, como diputada, de lo que menos orgullosa estoy es de la oposición”. Estas solemnes palabras serán probablemente las últimas en el pleno de la responsable de Economía, que mañana acudirá brevemente al Congreso a votar, pero se marchará antes del fin de la sesión porque viaja a Washington.
Sáenz de Santamaría no ha sido menos dura en su contrarréplica. Le ha recordado a Salgado que no era su último día como vicepresidenta, le ha reprochado que no hubiera presentado unos presupuestos generales y ha argumentado que lo había hecho para “no poner en evidencia la ruina y la soledad que hay detrás del Gobierno”. Pero también ha tenido buenas palabras en lo personal: “Le deseo sinceramente a partir de ahora lo mejor”.
Aunque en el hemiciclo Sáenz de Santamaría insistiera en el trabajo que queda pendiente hasta agotar la legislatura, en los pasillos se concentraba en el futuro inmediato de la campaña electoral. Ante varios periodistas, la portavoz ha comentado que no pensaba tener mucho movimiento por su embarazo, ya que sale de cuentas el mismo 20-N, día de la convocatoria electoral. “En Madrid hay muchas cosas que hacer”, ha dicho Sáenz de Santamaría para justificar que no viajará de mitin en mitin.
Los ministros sí que tienen claro, pese a lo que les reprochaba el PP, que su labor no termina hasta diciembre, cuando se forme el nuevo Gobierno. Ministros como Cristina Garmendia, de Ciencia y Tecnología, Miguel Sebastián, de Industria, Comercio y Turismo, o Ángel Gabilondo, de Educación, eludían hacer balances de la legislatura y subrayaban que su trabajo no acaba con la disolución de las Cortes.
A dos meses de la campaña, Rajoy aún no ha aclarado quiénes formarán las candidaturas
Más que las despedidas lo que sí traía de cabeza a muchos diputados es la formación de las listas electorales. La portavoz popular bromeaba en los pasillos del hemiciclo con que a algunos parlamentarios de su partido se les está haciendo muy larga la espera. Pese a que apenas quedan dos meses para la campaña, Mariano Rajoy aún no ha aclarado quiénes formarán las candidaturas.
En las filas socialistas, hay diputados que todavía cruzan los dedos por tener un hueco en las listas y otros que saben ya que no irán, pero no quieren anunciarlo por si a última hora salta la liebre. La portavoz de Nafarroa Bai, Uxue Barkos, que ayer recibió su última sesión de radioterapia, ha manifestado su intención de seguir, aunque es algo que se deberá decidir internamente en su partido.
También está dispuesto a seguir en la política el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Joan Ridao, que no será cabeza de lista al Congreso, porque así lo ha decidido su partido en unas primarias. De momento, ha explicado, su intención es regresar a la docencia, pues es profesor de Derecho Constitucional. Su futuro político en otro ámbito está también en manos del partido.
De momento la mayoría de los diputados no están haciendo la mudanza. Hoy es un día más simbólico que de despedida, porque ha sido la última sesión de control al Gobierno de la legislatura. Mañana se celebrará el último pleno. Pero todavía habrá actividad parlamentaria porque el Congreso no cierra las puertas del todo: la Diputación Permanente se queda de guardia y deja las luces encendidas.
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