Una izquierda más unida
Si IU juegan sus bazas de manera inteligente hacen un doble favor: frenar el avance de la derecha y forzar al PSOE a recuperar sus viejas banderas socialdemócratas.
Si los dirigentes de Izquierda Unida (IU) juegan sus bazas de manera inteligente, pueden hacer un doble favor a la izquierda toda: frenar el avance de la derecha y forzar al PSOE a recuperar sus viejas banderas socialdemócratas.
Porque, sin haber hecho absolutamente nada para merecerlo, salvo capear el temporal, Mariano Rajoy está a las puertas de la Moncloa y Javier Arenas se encamina hacia San Telmo.
Las dos últimas encuestas nacionales —la de este periódico el domingo y la de la Cadena SER el lunes— son prácticamente coincidentes: los populares sacan entre 13 y 14 puntos a los socialistas. Los sondeos andaluces también predicen una victoria del partido de la gaviota.
IU sería uno de los grandes beneficiados de la debacle socialista. Según el sondeo de la SER, pasaría de un magro 3,77% que obtuvo en las generales de 2008 a un 6,5%.
En Andalucía, la subida sería menor: 1,2 puntos. Saltaría del 7,09% de las autonómicas de 2008, al 8,3% (encuesta de Cadpea). Claro que cuando se realizó ese sondeo, en el mes de julio, Zapatero no había cometido la torpeza de pactar con el PP la reforma de la Constitución. Todo indica que sus expectativas aumentarían ahora.
Las proyecciones que EL PAIS realizó sobre los resultados de las elecciones municipales de mayo apuntan en esa línea ascendente. Según ese simulacro, en el Congreso pasarían de 2 a 15 diputados y en el Parlamento andaluz, de 6 a 11.
Estos son los datos que hoy maneja Diego Valderas, recién elegido candidato de la coalición a la presidencia de la Junta. Será la tercera vez que el político onubense encabece la candidatura izquierdista.
A sus 58 años, Valderas está ante la oportunidad de su vida: romper la que parece infranqueable barrera de seis diputados que ha obtenido su formación en las últimas tres convocatorias autonómicas, las dos últimas encabezadas por él mismo. Muy lejos del record de 1994, cuando Luis Carlos Rejón logró 20 diputados.
Como cabeza de cartel, Valderas es el candidato que menos votos ha logrado en los ocho comicios andaluces: 317.562 en 2008, a gran distancia de los 689.815 de 1994. Un año de agridulce recuerdo para Valderas: esa fue la legislatura de la pinza y él ocupaba la presidencia del Parlamento. A partir de ahí, la caída de la coalición fue imparable, hasta dejarla reducida a la media docena de diputados actuales. Por cierto, todos hombres. ¡Cómo se ha echado en falta a Concha Caballero!
O sea, Valderas sabe que jugar con el PP es muy peligroso. De hecho, los dirigentes de la coalición repiten que el PP no gobernará con sus votos. Claro que el recientísimo ejemplo de Extremadura y el pertinaz antisocialismo militante de uno de sus referentes en Sevilla, Sánchez Gordillo, hacen de IU “un partido impredecible”, en palabras de Mar Moreno, consejera de la Presidencia.
El panorama es alentador para IU. Dispone de tres caladeros en los que echar sus redes: los socialistas desencantados y otros militantes de la izquierda que huyeron del sectarismo de algunos dirigentes de la coalición. Además, todo ese magma que se mueve en torno al 15-M y el voto de castigo de los hastiados de unos y otros. En las elecciones municipales de mayo, hubo un millón de votos nulos y blancos. En Andalucía, casi 150.000, la mitad de todo lo logrado por IU en los últimos once años.
Si Valderas juega bien sus bazas, sus expectativas pueden materializarse. Pero deberá tener mucho cuidado, si quiere ganarse el voto de los socialistas decepcionados, con el tono despectivo y a veces insultante que utiliza hacia los líderes del PSOE. Al fin y al cabo, esos votos serían prestados.
Valderas debe pensar en estas nuevas siglas: I+U. Una Izquierda Más Unida.
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