De Ferraz a Génova contra la reforma constitucional
Unos 300 indignados marchan desde la sede del PSOE a la del PP Protestan contra la inclusión de la estabilidad presupuestaria en la Ley Fundamental
“¡Delincuentes! ¡Queremos un referéndum!”. Unos 300 indignados han pedido esta tarde que se someta a votación la reforma que llevará la estabilidad presupuestaria a la Constitución. La marcha ha recorrido las calles de Madrid desde la sede del PSOE, en la calle Ferraz, hasta la del PP, en la de Génova. El Movimiento 15-M, que había convocado la manifestación, ha vuelto a mostrar así su oposición al cambio legal que han consensuado el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el principal partido de la oposición. Estudiantes, parados, trabajadores, amas de casa y jubilados han acudido a la protesta.
Un gran despliegue policial esperaba a los manifestantes frente a la sede del PSOE. Las puertas del edificio resultaban inaccesibles para los indignados. Algunos policías han recordado a los allí reunidos que no habían pedido permiso a Delegación del Gobierno para celebrar la manifestación. Un cerco policial en las calles adyacentes ha impedido que algunos periodistas pudieran acercarse a la zona a pesar de mostrar sus identificaciones.
La policía ha impedido que los manifestantes se acercaran a las puertas de las sedes de PP y PSOE
Tras unos minutos de tensión, los indignados han empezado su camino hacia la sede del PP. Escoltados por los policías, que trataban de evitar que cortaran el tráfico, los manifestantes han avanzado a gritos de “referéndum” y “hace falta ya una huelga general”. Abel, un jubilado de 68 años, se quejaba de que el Gobierno y el PP quieran llevar a cabo “una atrocidad”. “Aquí se les ha visto el plumero a todos: lo que les importa es el partido y el mercado. Les pido que paren de inmediato la reforma y que, si no, al menos la sometan a referéndum”.
La manifestación ha ido avanzando, tras un par de rodeos, por Alberto Aguilera, Carranza y Sagasta hasta que, finalmente, ha alcanzado la calle Génova. Cuando el grueso de la marcha ha llegado, las autoridades ya habían acordonado la zona para evitar que los indignados pudieran acercarse a las puertas de la sede del PP.
Álex, un profesor madrileño de 28 años, apuraba unas patatas en la acera de enfrente. “He venido aquí porque no me gusta cómo se está haciendo la reforma. Esto es una llamada de atención. La próxima vez [los políticos] no harán las cosas así”, se quejaba. A su lado, Sonia, una parada de 30 años, se mostraba más optimista. Está convencida que la reforma constitucional que esperan aprobar el Gobierno y el principal partido de la oposición será sometida a referéndum –para ello se necesita el respaldo al menos de 26 senadores o 35 diputados-. “Lo que fastidia es que durante años nos han dicho que la Constitución era intocable. Y ahora, para esto, bastan quince días”.
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