La realidad supera a Baron Cohen

Diego Valderas, coordinador andaluz de Izquierda Unida, y otros históricos de la coalición como el diputado Juan Manuel Sánchez Gordillo, Felipe Alcaraz y Antonio Romero se parapetaron esta mañana tras una pancarta que pedía “¡¡Referéndum ya!!” —en respuesta a la reforma de la Constitución que se debate en el Congreso— y pusieron rumbo a la Delegación del Gobierno de Andalucía, en la sevillana Plaza de España. Pero en el camino la comitiva, a la que acompañaban casi un centenar de personas, se topó con los albores de una revolución que le impidió entregar su escrito contra el “golpe constitucional”, en palabras de Valderas, que planean PSOE y PP con la reforma de la ley fundamental.

Los revolucionarios eran más de 400 hombres gritando enardecidos para derribar una invisible estatua de Aladeen, el dictador que les amarga la existencia en el país imaginario de Fediya. El monumento lo añadirán después los de posproducción con sus trucos y tendrá la cara, barbada, del cómico británico Sacha Baron Cohen quien, desde el pasado lunes y hasta el jueves, está en Sevilla rodando Finchley dreams (El dictador) bajo las órdenes de Larry Charles.

La protesta de IU se dio de bruces con las vallas que cortaban el paso a la plaza de España, convertida en el palacio de Aladeen, un personaje con muchas similitudes con Gadafi. Entonces comenzó un discusión, que duró más de media hora, en la que los responsables andaluces de IU se enfrentaron verbalmente a personal de seguridad de la película, que les impedían acceder a la Delegación del Gobierno. Tras una tensa espera, en la que Valderas aprovechó para arengar a los presentes, y la intermediación de la Policía Nacional, los manifestantes pudieron subir al edificio público, a través de un pasillo vallado, y entregarle su escrito al subdelegado del Gobierno en Andalucía, Faustino Valdés.

La escena de los dirigentes de IU parapetados por la pancarta, con policías a caballo al fondo —agentes que normalmente vigilan el parque de María Luisa— y un tanque del ejercito del malvado Aladeen al lado era, cuanto menos, surrealista.

Por si la mañana no estaba lo suficientemente movida, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, llegó de visita poco después de que se diera paso franco a IU. Zoido saludó a Sacha Baron Cohen, tan identificado con su personaje como antes lo estuvo con Borat y Brüno —dos de sus éxitos también bajo las órdenes de Charles— y al director de la comedia norteamericana que produce Paramount Pictures y que en España cuenta con la colaboración de Kanzaman Productions. Zoido le pidió al director del filme, cuyo estreno está previsto para el 11 de mayo de 2012, que hiciera un preestreno en Sevilla, a lo que Larry Charles le contestó que sería estupendo poder presentar la película en la misma plaza de España, con una pantalla gigante.

Entre tanto, los 400 figurantes sevillanos, caracterizados como árabes desarrapados, continuaban con sus esfuerzos, inútiles de momento, para tirar la estatua del dictador que se alzará, gracias a los milagros de la técnica, en el pedestal con el que han cubierto la fuente de la plaza. La productora ha vedado el acceso de la prensa al rodaje, por lo que curiosos y periodistas merodeaban ayer juntos tras las vallas que custodian el palacio del tirano de Fediya. “Pos no que se ha llenado esto de moros”, le decía una señor con pinta de octogenario a su compañero de paseo, quien le explicó: “No, hombre que son de aquí, que mi sobrino me ha dicho que los de la película han contratado a 1.500 extras en Sevilla y él también sale”.