_
_
_
_

Otegi: “Si apostar por la paz y las vías políticas es delito, soy culpable”

Tras la “conmoción” de la T-4, trató de que ETA abandonara la lucha armada

El exportavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, durante el juicio en la Audiencia Nacional.
El exportavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, durante el juicio en la Audiencia Nacional.ÁNGEL DÍAZ (POOL)

El exportavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, afirmó ayer en la Audiencia Nacional que su actividad política tras el atentado de la T-4 de Barajas (que supuso la muerte de dos personas y la ruptura de tregua y de las conversaciones entre ETA y el Gobierno) “estuvo dirigida a cambiar radicalmente de estrategia, es decir, la renuncia a la lucha armada y la apuesta por vías políticas y democráticas en un escenario de paz. Si eso es delito, nosotros somos culpables, y si no, seríamos inocentes”.

Otegi, el ex secretario general del sindicato LAB Rafael Díez Usabiaga y otros seis integrantes de la izquierda abertzale están siendo juzgados por ser presuntamente integrantes de Bateragune, una estructura creada por ETA para tratar de reflotar la ilegalizada Batasuna. El fiscal considera que los hechos constituyen delito de pertenencia a banda terrorista y pide para cada uno de ellos penas de 10 años de prisión. La asociación Voces contra el Terrorismo solicita 14 años por el mismo delito, mientras que las defensas reclaman la absolución.

Otegi aseguró nada más iniciar su declaración que ninguno de los ocho imputados pertenece a Bateragune —lugar de encuentro, en euskera—, sencillamente porque se trata de una estructura de Ekin destinada a defender la estrategia política militar (la lucha armada), es decir, lo contrario que los miembros de su grupo defienden, entre los que están todos los imputados.

Añadió que tras la ruptura de la tregua y el atentado de la T-4, Díez Usabiaga, Rufi Etxeberria y él hablaron de la necesidad de un debate en profundidad para un cambio de estrategia. “La T-4 nos corroboró en una conclusión que era que la utilización de la violencia o la amenaza de la utilización de la violencia, lejos de solucionar los problemas, los enquistan”, explicó. Por ello, su grupo —no estructurado y sin dependencias jerárquicas— consideraba que la estrategia de la lucha armada era un esquema que ya no funcionaba.

Preguntado por el fiscal si para ETA la lucha armada sigue vigente, Otegi contestó: “Creo que es un esquema superado también por ETA, pero yo no lo puedo afirmar”.

“Defendemos un Estado vasco en Europa, construido desde la izquierda”

Otegi dijo que el cambio radical de estrategia no quiere decir que hayan renunciado a sus fines o a sus objetivos. “Defendemos un Estado vasco en Europa, construido desde la izquierda, con gran apoyo social y que se imponga a la oligarquía de los mercados”.

“Necesitamos que la violencia desaparezca de nuestro país"

Considera que el cambio de estrategia tiene que ver con los instrumentos que emplea, que son la lucha de masas o la lucha institucional, que no tiene nada que ver con la estrategia anterior. De esa forma se han conseguido muchas mayorías democraticas en América Latina al servicio del cambio social.

Ese tipo de actuación es adecuada porque “hoy en Europa es posible crear Estados si hay mayorías democráticas suficientes y desde posiciones pacíficas”.

Otegi aseguró que apostaron por el debate en profundidad “porque creíamos que la gran mayoría de la izquierda abertzale, la heredera de la antigua Herri Batasuna, era partidaria de nuestras posiciones. Y ETA, no”.

Por tanto, afirmó: “No solo había que decir que la lucha armada estaba equivocada, sino que otra estrategia era posible y además demostrar que lo era. Y fuimos dando pasos hacia la nueva estrategia, con los contactos con Eusko Alkartasuna, el Aberri Eguna y la huelga general”.

“Seguir con la lucha armada era un suicidio político, porque para nosotros era estratégica la acumulación de fuerzas con EA y otras fuerzas soberanistas, que nos permitía avanzar en la construcción nacional”. Si hubiera habido un atentado después de eso, “estaríamos frente a un fraude y nosotros tenemos una virtud: la honestidad revolucionaria”.

Otegi explicó cómo desde ETA se intentó parar al grupo, con la ponencia Mugarri, que proponía seguir con la lucha armada hasta 2013, pero dijo que fueron al debate y lo ganaron. Afirmó que la diferencia entre ETA y ellos es que “ETA piensa que es posible la concentración de fuerzas soberanistas manteniendo la lucha armada, y nosotros, no”.

Esa acumulación de fuerzas sociales, sindicales y políticas, dijo, constituyen una masa crítica suficiente para conseguir éxitos políticos y electorales como Bildu ha demostrado.

Añadió que hay fuerzas políticas y medios que necesitan a ETA como si fuera su razón de ser, pero que si ha desaparecido la kale borroka y el impuesto revolucionario, para qué necesitamos hablar de ETA. Nosotros necesitamos que la violencia desaparezca definitivamente de nuestro país, porque tenemos argumentos políticos.

Todos los acusados negaron pertenecer a Bateragune, esa estructura de Ekin creada por ETA para dinamizar la actividad política. Pero entonces, ¿quién era de Bateragune?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_