Imágenes que me perturban
Aquellas imágenes se me quedaron grabadas. La primera, la misma noche electoral. Puños en alto, euforia desatada al grito de “Gora Euskal Herria Askatuta eta sozialista”, y frente a todos, el verdadero rostro, camuflado hasta el momento preciso. Detrás de Bildu se escondían los de siempre en aquel frontón Atano III de San Sebastián: Joseba Permach, Rufi Etxeberria, Joseba Álvarez y, en general, los mismos que hasta hoy han defendido, promovido, colaborado y alentado la eliminación del adversario y discrepante por la vía del asesinato, jaleaban la victoria electoral al grito de “Jo ta ke, irabazi arte”: Sin parar hasta la victoria.
La segunda imagen, a la salida del Pleno del Ayuntamiento de San Sebastián el pasado 11 de junio. Minutos antes dentro, las intervenciones más o menos previsibles, leídas, y un discurso sin mayor contenido del nuevo Alcalde de la ciudad, elegido con tan solo ocho votos frente a los 13 que cosechó el candidato socialista que obtuvo los votos del Partido Popular. Pero fuera, ay amigo, le esperaba la vieja guardia del fanatismo vasco, arropados por centenares de exaltados, a los que observábamos desde el balcón consistorial. No me lo podía creer. Nos miraban y nos insultaban. “¡Os vais a enterar, españoles de mierda!”, nos decían, mientras se oía al nuevo alcalde dirigirse a ellos, Makila en mano (Bastón de mando), en un discurso bien distinto al pronunciado apenas cinco minutos antes, arengando a su gente, jaleando el habitual jotake, irabazi arte. Pero, ¿no habían ganado ya?
Con esas dos imágenes en mi retina, no me cabe ninguna duda de que Bildu, Sortu, ANV, PCTV, EH, HB y cuantas siglas se me hayan olvidado, representan exactamente lo mismo. Son los mismos de siempre. Con variantes, con otra rétorica, con matices, guiones, repartos y actores distintos, pero con un componente fascistoide extraordinariamente peligroso, no solo para quienes osamos tener otra visión de Euskadi y del mundo, sino para el propio Estado de Derecho. En este caso, han sorteado la ilegalización, han recuperado presencia en las instituciones al mismo tiempo que se niegan a deslegitimar los cerca de 900 asesinados por ETA.
En realidad, ese grito de mis imágenes, el de irabazi arte (hasta ganar) no es sino la conocida estrategia de todo ese mundo para quien sus exigencias deben ser aceptadas por las buenas o por las malas, por desistimiento de la sociedad o por miedo. Y ahí se esconde el verdadero drama del grito de Garitano en el frontón Atano III y de Joseba Permach en los aledaños del Ayuntamiento donostiarra.
Lo peor de todo es que la victoria electoral de Bildu, mínima en San Sebastián y mayor en Gipuzkoa, corre riesgo de consolidar un relato de lo sucedido tan previsible por su parte como falso: aquí nadie asesinó y nadie murió. Aquí hay empate, o todos hemos perdido. Esa es su verdad, y por mucho que hayan ganado unas elecciones, no es la verdad.
Borja Sémper Pascual es el presidente del PP de Gipúzcoa.
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