La indignación pasa al marcaje a los políticos
Inquietud policial por un posible enrarecimiento de las protestas y el cerco a los Parlamentos
Una vez levantadas la mayoría de las acampadas pacíficas del movimiento 15 de Mayo, muchos grupos de indignados se han embarcado en una campaña de marcaje a los políticos y cerco a las instituciones. Los episodios de seguimientos callejeros y vociferantes a cargos públicos -en Madrid, Valencia, Zamora o Barcelona- se han ido sucediendo en los últimos días en paralelo a las protestas ante sedes parlamentarias, como la que se está desarrollando ante la Cámara catalana para tratar de impedir nuevos recortes en los presupuestos. En todos estos actos ha habido un lema común contra los cargos públicos: “No nos representan”.
La situación de marcaje y cerco ha creado “inquietud” entre algunos mandos policiales, muy pendientes de la deriva que pueden tomar los acontecimientos y conscientes de que los incidentes entre agentes y manifestantes cada vez más frecuentes puedan llevar a problemas mayores. Sin embargo, oficialmente ni en la Dirección General de la Policía ni en el Ministerio del Interior se ha tratado este asunto, según fuentes de ambos departamentos.
Fuentes policiales insisten, no obstante, en el carácter “pacífico” y “casi festivo” que ha tenido hasta ahora el 15-M, así como que pese a los episodios de Barcelona (cuando los Mossos desalojaron con violencia la Plaza de Cataluña) y Valencia (con la arremetida policial contra los concentrados y las cinco detenciones) no se ha pasado en la mayoría de los casos del encaramiento entre manifestantes y antidisturbios. “Ha habido una enorme tolerancia e incluso simpatía con el 15-M”, dicen estas fuentes. No obstante, ahora cunde la “inquietud” por los episodios de acoso a políticos y la tensión que pueda generarse.
La llamada clase política así como su alejamiento de las preocupaciones ciudadanas fueron catalizadores de las protestas en las plazas españolas, aunque de las críticas no se ha librado institución alguna, desde los sindicatos a la CEOE, pasando por el Ministerio de Trabajo. El 15-M se ha colado de pleno en la agenda política. Así la propuesta que los presidentes del Congreso, José Bono, y del Senado, Javier Rojo, han lanzado para suprimir complementos de pensión, publicar los bienes de los políticos y restringir la compatibilidad del escaño con otras actividades se interpreta como una forma de "emitir una señal" de que los políticos han "escuchado" al 15-M, tal y como ha declarado el secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina.
La cuestión es que tras las críticas en las asambleas callejeras llegó el marcaje directo o acoso a los políticos y las instituciones que estos ocupan por parte de grupúsculos identificados con los indignados. El primer episodio fue el intento de los acampados en la Puerta del Sol de trasladarse frente al Congreso el pasado 9 de junio para protestar por la reforma de la negociación colectiva. El fuerte cordón policial impidió el avance de los indignados y su intención de acampar ante el Parlamento, pero los pocos diputados que esa tarde estaban en la Carrera de San Jerónimo pudieron escuchar los gritos en su contra, entre ellos, uno muy concreto: “No nos representan”.
Al día siguiente, decenas de indignados esperaron a las puertas de las Cortes Valencianas a los diputados para protestar por la formación de una Cámara autonómica lastrada por los casos de corrupción, con el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, a la cabeza. El socialista Joan Lerma, senador, ex ministro y ex presidente valenciano fue perseguido por la calle mientras era increpado. Pero nada ha tenido que ver con los casos de corrupción. Lo mismo le ocurrió al secretario general del PP y diputado, Antonio Clemente.
En Alicante también fue seguido e increpado el popular José Joaquín Ripoll, implicado en el caso Brugal, mientras en Zamora tuvo que ser escoltado el ex alcalde Antonio Vázquez y presidente de la Diputación Provincial, Fernando Martínez Maíllo.
El cerco se trasladó también a Madrid el día de la constitución del Ayuntamiento de la capital, con motivo de la investidura del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Varias decenas de manifestantes fueron desalojados a rastras y empujones para que los concejales y sus invitados pudieran abandonar el consistorio en los vehículos oficiales. Allí, mientras se celebraba la sesión, gritaban en el exterior: "Lo llaman democracia y no lo es", "PSOE y PP, misma mierda es".
Este mismo miércoles los indignados de Barcelona pretendían formar un “cordón humano” que circundase la Cámara autonómica para evitar que entren los diputados y voten los presupuestos. La protesta prevista ha llevado a cerrar el parque de la Ciutadella y a que los Mossos hayan rodeado la Cámara catalana para proteger la sesión parlamentaria. Los 'indignados' han pedido por carta a los diputados del Parlamento catalán que este miércoles no se presenten a la sesión plenaria para tramitar los presupuestos del Gobierno catalán y que "boicoteen los recortes". Pero el resultado del intento de evitar la concentración ha sido el contrario: varios miles de personas en las inmediaciones del Parlamento y varios diputados increpados en las calles. "En un día 135 personas pueden hipotecar nuestra vida durante años. No lo permitiremos", decían en referencia a los cargos electos
Algunas fuentes enmarcan en este acoso el episodio que sufrió el lunes por la noche el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, cuando fue a bajar a pasear a su perro. Varias decenas de personas le increparon y siguieron, mientras le abucheaban y le llamaban mentiroso y otras cosas. El marcaje ha sido relacionado con la prohibición de las fiestas del Orgullo Gay en la plaza madrileña de Chueca, pero los organizadores de este acto se han desvinculado del acoso, convocada a través de Facebook.
Para el domingo hay convocada una nueva manifestación ante las puertas del Congreso de los Diputados y otros puntos de España contra la firma del Pacto del Euro.
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