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El 'efecto Sandokán' echa raíces

La crisis económica y los antecedentes populistas en Córdoba aúpan a este imputado en 'Malaya' Su partido es la segunda fuerza política en la ciudad

El empresario cordobés Rafael Gómez (d), conocido como
El empresario cordobés Rafael Gómez (d), conocido como Rafa Alcaide (EFE)

Hace justo una semana, 24.805 cordobeses decidieron votar como alcalde al constructor y joyero Rafael Gómez, conocido como Sandokán. Este hombre, que empezó de cabrero, creó una de las empresas inmobiliarias más importantes de Andalucía, Arenal 2000. Y de sus ruinas ha nacido un partido político: Unión Cordobesa, que hoy es la segunda fuerza política en el Ayuntamiento. El 22 de mayo, el 15,23% de las papeletas fueron a parar a Gómez. Ni su imputación por cohecho en el caso Malaya ni su multa de 24,6 millones por un delito urbanístico han importado a sus electores. Tampoco que reconociese públicamente no haber leído un libro en su vida o que a veces se haya comparado con Jesucristo.

El nacimiento de Unión Cordobesa se anunció poco antes de Navidad. Hoy tiene cinco ediles y está por delante de IU y PSOE, con cuatro cada uno. Solo la mayoría absoluta del PP, con 16 ediles, le ha impedido convertirse en una pieza clave en el Ayuntamiento. Hace un mes, muchos daban por hecho que ese nuevo partido obtendría representación en el pleno. Pero no tanta. “Nunca pensé que en Córdoba pudiese pasar, creía que estábamos a salvo de partidos como el GIL, en Marbella”, reconoce Anabel Carrillo, presidenta del Consejo Social de la Universidad de Córdoba, recordando al Grupo Independiente Liberal (GIL), del fallecido Jesús Gil y Gil.

La explicación de cómo la única ciudad gobernada por IU en España —cuya presencia al frente se ha mantenido en siete de las ocho corporaciones— y que aspira a ser Capital Europea de la Cultura ha podido aupar a un empresario, con tanto carisma como rudeza, es compleja. Pero, en buena parte, es resultado de una receta conocida: la profunda crisis económica con un paro arrollador, sumada a la fuerte personalidad del candidato y al tremendo populismo de su mensaje. “No podemos negar el atractivo del personaje en muchos sectores. Además, ha sido inteligente y ha hecho una campaña bien dirigida a su público, pero incluyendo en la lista a profesores de universidad y profesionales liberales que han atraído a otros votantes”, reconoce Eduardo Moyano, director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA).

En Córdoba, además, existía un terreno abonado, destaca Moyano, apuntando a la anterior alcaldesa y actual ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, quien gobernó bajo IU entre 1999 y 2009. “Su deriva fue hacia un absoluto populismo. Sandokán no es sino la horma de su zapato. Simplemente, se ha sustituido una figura por otra”, resume el sociólogo.

A pesar de la imagen que daba Córdoba en esos años, como ejemplo de participación y fomento de la vida cultural, “no se apostó por educar a una ciudadanía reflexiva y crítica, sino más bien a una reaccionaria y folclórica”, opina Octavio Salazar, profesor de Derecho Constitucional y vinculado al mundo de la cultura: “Aguilar siempre se movió en un populismo sin ubicación ideológica, por eso, el terreno que encontramos ahora no era virgen”.

La etapa de Rosa Aguilar fue de marcados contrastes. Oficialmente, mandaba Izquierda Unida. Realmente, la idiosincrasia de la alcaldesa la llevaba por libre. Nunca tuvo problemas para prodigarse en el mundo cordobés más tradicional de la Iglesia, las cofradías, las peñas o los parcelistas irregulares del extrarradio, cuyo aprecio se ganó a pulso. Y en su mandato, marcado por el fuerte crecimiento de la fiebre inmobiliaria, Aguilar coincidió a menudo con dos de los ejemplos más visibles del milagro económico local: el cura Miguel Castillejo, presidente de Cajasur, y el propio Rafael Gómez Sandokán. 

El empresario cordobés Rafael Gómez, conocido como Sandokan.
El empresario cordobés Rafael Gómez, conocido como Sandokan.Rafa Alcaide (EFE)

Pero la relación de causa y efecto entre la etapa de Rosa Aguilar y el auge político del empresario no está clara para todos. Anabel Carrillo enmarca la irrupción del imputado en Malaya dentro de un fenómeno más amplio de desafección política, que afecta a toda Europa. “Los populismos están emergiendo. Hay crisis de valores y de los partidos. Todo ello, ayudado por el paro y la crisis social en general, favorece estos fenómenos”, reflexiona.

Lo más duro de la depresión arrancó con la salida de Rosa Aguilar de la alcaldía, hace dos años. El paro en la capital alcanza hoy las 40.000 personas y se ha cebado con las barriadas más populares, que solían ser viveros de Izquierda Unida. Un rápido vistazo al resultado electoral invita a pensar que los cinco concejales de Unión Cordobesa son producto de un trasvase de votos de IU. El alcalde y candidato de IU, Andrés Ocaña, amigo de Aguilar pero de un perfil mucho más técnico y menos popular, no aguantó la avalancha que supuso Sandokán.

Uno de los humildes barrios en los que ha arrasado el empresario es Cañero. Allí abrió su primer taller de joyería. Concepción Arenas fue su vecina. Ella sigue viviendo en las típicas casitas de una planta, alineadas en damero, del barrio. “Todos le adoran. La gente iba a sus mítines con el currículo en la mano, para que les contratase de nuevo. Ha hecho mucho por los vecinos”, afirma. Ella misma montó una empresa de limpieza que dio servicios a Arenal 2000 durante una década. Pero la crisis terminó mostrando un lado de Gómez que no conocía. “Me debe 12.000 euros desde hace dos años. Y, mientras, le he visto gastar dinero a espuertas en su campaña”.

La noche electoral Sandokán organizó una gran fiesta para la que contrató a dos conocidos cantantes locales. La velada terminó cuando decenas de personas se colaron para robar comida. 

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