Las Diputaciones cambian de color

Por primera vez en mucho tiempo en Euskadi, las Diputaciones forales cambian de color político. El PP ha ganado en Álava, el PNV en Vizcaya y Bildu en Guipúzcoa. Si hasta ahora el PNV había monopolizado el poder en estas instituciones, la fuerza con que regresa la izquierda abertzale al juego democrático en Guipúzcoa dibuja un escenario inédito en esta comunidad autónoma.

Bildu ha conseguido una aplastante victoria en su terreno más fértil, Guipúzcoa, la provincia más netamente nacionalista, donde se sitúa muy cerca de la mayoría absoluta, con 22 de los 51 escaños al final del escrutinio, y obligaría a un pacto entre el PNV (14 representantes) y los socialistas (10) para impedir que los independentistas se hagan, lo que sería algo insólito, con el poder de la Diputación guipuzcoana.

Bildu ha conseguido una aplastante victoria en su terreno más fértil, Guipúzcoa, la provincia más netamente nacionalista

El PNV ha revalido el triunfo en Vizcaya con 22 apoderados —uno menos que en 2007 y casi tres puntos menos que entonces—, aunque con un margen menor sobre su siguiente perseguidor. Bildu arrebata a los socialistas esa posición. Los primeros superaron sus mejores previsiones al conseguir 12 representantes, mientras que los de Patxi López han visto caer su respaldo de forma notable, al pasar de 14 a nueve escaños y reducir los sufragios en casi siete puntos.

Y en Álava ha sido donde más igualada estuvo la contienda electoral. El PP, con 16 procuradores (uno más que en 2007), ha alcanzado una ventaja exigua sobre el PNV (14). Aquí también se ha dado un importante salto al alza de Bildu, que obtuvo 11 asientos en las Juntas Generales, donde ANV ha tenido cuatro representantes en la pasada legislatura. El PSE bajó de 14 a ocho escaños.