Rajoy evita la inmigración en Cataluña pero avala a su candidato xenófobo
Fiel a su estrategia de no hacer ruido en campaña, ni siquiera mencionó el asunto García Albiol, citado por el líder, recibió un gran aplauso y puede ganar
Mariano Rajoy tiene cada vez más perfeccionada la técnica para no hacerse responsable de los excesos de sus subordinados. Dice que no ha escuchado lo que han dicho, o como mucho que él no es comentarista. Es lo que hizo ayer en la Cadena SER, cuando le preguntaron si asumía la propuesta de Xavier García Albiol, su candidato en Badalona, que está a punto de ser el más votado en esa ciudad -aunque es posible que todos se unan contra él y no pueda gobernar- con un discurso xenófobo en el que ha prometido que "no dará ni un sólo euro de ayuda" a los inmigrantes gitanos rumanos que provocan problemas.
Rajoy esquivó la pregunta por un supuesto desconocimiento del contexto. Y dijo que su partido apuesta por la integración y lleva muchos extranjeros en sus listas, hasta 400. Y justificó que aunque en casi toda España no hay problemas con la inmigración, parece que en algunos lugares de Cataluña "las encuestas reflejan una mayor preocupación por este problema".
Rajoy no quería ver su imagen de moderado, la que más se ha trabajado, asociada a un extremista como García Albiol. Sin embargo, unas pocas horas después de la entrevista, encumbró al badalonés en un mitin en L'Hospitalet (Barcelona). Fue simplemente nombrarle, y pedir un aplauso para él, y el polideportivo ardió, demostrando el predicamento que tiene su discurso entre los militantes. A otros candidatos que también nombró no les recibieron con el mismo entusiasmo.
Fiel a su estrategia de no hacer ruido en campaña para no dar argumentos al rival, Rajoy ni siquiera mencionó el asunto de la inmigración, eje de la campaña del PP catalán. De hecho, José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó durante tres días otra salida de tono de un dirigente del PP catalán, en este caso el candidato en Barcelona, Alberto Fernández Díaz, que llegó a sostener que los inmigrantes había traído a España enfermedades casi erradicadas.
Rajoy también pidió el voto para Fernández, que habló en el mitin, pero no dijo nada sobre sus palabras ni sobre los extranjeros. No lo ha hecho en toda la campaña, y ha sido imposible saber qué pensaba sobre este tipo de excesos porque no ha admitido ningún tipo de pregunta durante todo el periplo en el que una veintena de periodistas le siguen por toda España. Rajoy se concentró ayer en su discurso económico y sentenció que en el PSOE las cosas van a ir tan mal que ya están "en el sálvese quien pueda".
Quien sí habló del asunto de la inmigración fue Alicia Sánchez-Camacho, la líder del PP catalán, que tuvo un muy buen resultado en las elecciones catalanas, precisamente con un discurso muy duro sobre los extranjeros.
Sánchez-Camacho colocó el asunto de la inmigración y el desempleo en el mismo bloque: "Tenemos 700.000 parados, una inseguridad que crece y unas muy equivocadas políticas de inmigración. Queremos que todos vengan aquí a trabajar dignamente y que desparezca la lacra del desempleo".
Sánchez-Camacho también insistió en un discurso duro sobre inseguridad que Rajoy, que solo habla de economía, no plantea: "Necesitamos un Código Penal más firme, porque no podemos permitirnos que los delincuentes reincidentes entren por una puerta y salgan por la otra".
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