ERC, a resistir
Esquerra Republicana de Catalunya confía en resistir
Tras su caída libre en las autonómicas, cuando sufrió una sangría de 197.000 votos que se tradujo en la pérdida de 11 escaños (pasó del 14% al 7% de los sufragios) Esquerra (ERC), liderada por Joan Puigcercós, no tiene más remedio en estos comicios que soportar el trance y resistir para no perder también poder municipal. Los socialistas mirarán también de reojo los resultados de los republicanos en las urnas porque de ellos dependerá que puedan repetir alianzas como las que les permitieron gobernar las Diputaciones de Girona y Lleida o el Ayuntamiento de Tarragona.
Herida por su escisión en 2009 y con un voto independentista cada vez más atomizado –en el Parlamento catalán, además de ERC, están los tres diputados de Solidaritat (SI) y Joan Laporta, que va por libre-, Esquerra ha perdido presencia y busca ser de nuevo el referente soberanista. Pero no es fácil que vuelva a repetir sus éxitos de 2003 y 2007 cuando alcanzó su mayor esplendor: un 12,7% de los votos (1.279 ediles) y un 11,6% (1.581), respectivamente.
En esas dos citas electorales, ERC reunió entre 330.000 y 414.000 sufragios y logró consolidar un electorado independentista. La cuestión es que ahora hay más gente para repartir el pastel. Jordi Portabella, candidato de ERC al Ayuntamiento de Barcelona, ha sido hábil y ha convertido su candidatura en un imán: a ella se ha sumado Joan Laporta, el ex presidente del Barça, como número dos y en el cuarto puesto se ha unido el candidato de Reagrupament, Ignasi Planas.
Los triunfos de 2007 y 2003, su momento de mayor esplendor, se antojan ahora muy difíciles
Tras gobernar durante más de 10 años con socialistas y ecosocialistas, Portabella abandonó el equipo de gobierno en 2007 y lo dejó en minoría. Pero, desde la órbita, marcó tanto al alcalde, el socialista Jordi Hereu, que le forzó a convocar la frustrada consulta de la Diagonal a cambio de su apoyo en los Presupuestos. Hereu acabó tachando el carísimo experimento (3,5 millones de euros) de su mayor error político. Intenta arañar votos a CiU desde dos direcciones: denuncia su política de recortes sociales y su doble lenguaje nacionalista, que vota en las consultas soberanistas a favor de la independencia y en el Parlament, en contra.
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