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‘Apartheid’ de ciclistas afganas, las asesinadas por ETA y el estilo Almodóvar: tres artículos para escuchar cada semana

Una selección del equipo de EL PAÍS Audio para sus lectores (y oyentes)

La huida en bicicleta del terror talibán: “Ahora tenemos una oportunidad para vivir”

Escrito y leído por Eleonora Giovio

Un grupo de ciclistas afganas durante un entrenamiento en su país antes de la llegada de los talibanes.
Un grupo de ciclistas afganas durante un entrenamiento en su país antes de la llegada de los talibanes.Shannon Galpin

El 30 de julio una atleta afgana participó en los Juegos de Tokio. Quizá fue la última vez. Las mujeres en Afganistán tienen prohibido practicar formalmente deporte desde que los talibanes retomaron el poder. Los nuevos gobernantes solo consideran deporte el que practican los hombres. Ahora, algunas se ocultan y otras huyen del país en busca de asilo. Hay más de 200 ciclistas federadas y casi la mitad ya ha salido de Afganistán para sobrevivir. El relato de una de ellas hasta llegar a Albania ilustra el nuevo terror al que son sometidas.

Mujeres víctimas de ETA, la resistencia invisible

Escrito y leído por Jesús Rodríguez

Para ETA, las mujeres asesinadas por la causa independentista fueron víctimas colaterales. Quedan centenares de casos por resolver, de las 850 personas que la banda mató, representan menos de un 10% de los casos porque el el objetivo era matar hombres. A la ausencia de esta narrativa de género, se suma el de todas las viudas, parejas e hijas de asesinados o heridos. El relato de las mujeres frente a ETA nunca fue solicitado. Algunas se atreven a hablar una década después de la disolución de la banda terrorista. El estrés postraumático, la ansiedad y los trastornos depresivos de las supervivientes se suman hoy al del resto de víctimas.

“La decoración es un personaje más”: los interiores madrileños de Almodóvar

Escrito y leído por Carlos Primo

Madres Paralelas
Iglesias Mas

Áticos llenos de plantas, paredes verdes y rojas, balcones fraileros, suelos de parquet mezclados con baldosa hidráulica, obras de arte, ropa de marca y ordenadores. La decoración en las películas de Almodóvar evoca en sus detalles tanto futuro iconoclasta como memoria llena de heridas. Ese cruce en su filmografía permite saber cuando un fotograma pertenece a una película suya. Unos pisos en Madrid o unas casas de pueblo en La Mancha tan identificables, que se convierten en silenciosos personajes con una gran presencia.

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