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Planeta Futuro
Tribuna
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La financiación que necesitan los países en desarrollo para afrontar la próxima pandemia

Los bancos multilaterales deben establecer ya mecanismos que permitan al Sur Global compras a riesgo durante una futura crisis sanitaria

Vacunación oral contra la covid-19, en Baidoa (Somalia) en septiembre de 2022.
Vacunación oral contra la covid-19, en Baidoa (Somalia) en septiembre de 2022.Ed Ram (Getty Images)

La preparación para pandemias figuraba en la agenda de las reuniones de primavera del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, llevadas a cabo en abril en Washington, poco más de cuatro años después de que la Organización Mundial de la Salud declarara la covid-19 una pandemia global. Murieron millones de personas y se gastaron miles de millones de dólares en el período transcurrido desde entonces, pero hay algunas lecciones importantes de la pandemia que todavía no se han aprendido. Un claro ejemplo es que los países de renta baja y media siguen sin poder invertir en soluciones antes de que estas sean aprobadas. Estados Unidos y Reino Unido emplearon esta estrategia “a riesgo” con gran efecto durante la crisis de la covid-19. Los países de bajos y medianos ingresos necesitan la misma oportunidad.

Cuando estalla una pandemia, los gobiernos deben actuar con celeridad e invertir fuertemente en soluciones tecnológicas que quizá todavía no están probadas. Expandir la producción de vacunas cuando los ensayos médicos estaban en curso, en lugar de esperar una aprobación regulatoria, resultó fundamental durante la pandemia de la covid-19. Estados Unidos y Reino Unido, en particular, hicieron inversiones tempranas y sustanciales en el desarrollo y la producción de vacunas, asegurando dosis a riesgo. A cambio de cargar con gran parte del riesgo de un fracaso tecnológico, estos países fueron los primeros en la fila cuando se determinó que las vacunas eran efectivas —un beneficio para sus propios ciudadanos—. Pero estas inversiones también ayudaron a otros países al acelerar el desarrollo y la producción de vacunas.

Nuestro análisis demostró que habría sido costo-efectivo que los países, entre ellos los de bajos y medianos ingresos, invirtieran a riesgo en una mayor producción de vacunas durante la covid-19

En aquel momento yo trabajaba en el Gobierno del Reino Unido, donde efectuaba análisis para demostrar la efectividad en términos de costos de la inversión a riesgo. Por ejemplo, la Operación Warp Speed de Estados Unidos, que a diciembre de 2020 había costado 13.000 millones de dólares (casi 12.000 millones de euros), se autofinanciaba si acortaba la pandemia tan solo 12 horas. Asimismo, una mayor inversión en capacidad de producción podría haber acelerado un año los esfuerzos de vacunación global, con un ahorro estimado de 1,75 billones de dólares.

Claramente, necesitamos hacer mejor las cosas cuando estalle la próxima pandemia. Esto podría suceder, inclusive, sin una inversión global coordinada —un desafío importante—. Por el contrario, nuestro análisis demostró que habría sido costo-efectivo que los países, entre ellos los de bajos y medianos ingresos, invirtieran a riesgo en una mayor producción de vacunas durante la covid-19. Las vacunas habrían estado disponibles más rápido, habría muerto menos gente y las economías se habrían recuperado antes. (Dicho esto, los países de altos ingresos pueden y deben tomar la delantera en materia de inversión en investigación y desarrollo, lo cual se beneficia si existe una coordinación).

Me pasé gran parte de la primavera y el verano de 2020 intentando, infructuosamente, persuadir a los países de bajos y medianos ingresos de seguir el ejemplo del Reino Unido; la mayoría de estos países no compraron vacunas a riesgo. Un documento de trabajo del Banco Mundial determinó que entre el 60% y el 75% de la demora en las entregas de vacunas para la covid-19 a los Estados de bajos y medianos ingresos se podía atribuir al hecho de que estos países firmaron acuerdos de compra después de los de altos ingresos. Aunque, sin duda, es difícil hacer algo nuevo en medio de una crisis, en conversaciones con varias partes involucradas surgieron dos problemas: los políticos temían ser acusados de corrupción si la vacuna era un fiasco y las instituciones como el Banco Mundial no podían ofrecer préstamos para comprar una vacuna que todavía no existía.

En 2020, los políticos temían ser acusados de corrupción si la vacuna era un fiasco y las instituciones como el Banco Mundial no podían ofrecer préstamos para comprar una vacuna que todavía no existía

Para superar estos problemas, los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) deben establecer mecanismos de financiación que permitan compras a riesgo en una pandemia, así como mecanismos para que los países de altos ingresos eliminen el riesgo de estos préstamos. A diferencia de las donaciones y compromisos de vacunas durante la covid-19, que fueron demasiado pocos y llegaron demasiado tarde, estas medidas en realidad les ofrecerían a los países de bajos y medianos ingresos suficientes recursos para responder a la próxima pandemia.

Cuando los países de bajos y medianos ingresos necesitan comprar vacunas, diagnosticar y tratar en la escala necesaria para combatir una pandemia, los BMD son su única fuente de financiación realista. Pero las reglas actuales de contratación impiden la compra de estas contramedidas a riesgo. Las reglas, por ende, deben revisarse para permitir este tipo de compras, en reconocimiento de los desafíos únicos de una crisis sanitaria global. Los BMD también pueden coordinar con las partes involucradas la creación de contratos modelo de adquisición y establecer marcos de indemnización y responsabilidad para optimizar los procesos y minimizar las demoras.

Los países de altos ingresos pueden ayudar garantizando estos préstamos en caso de que las vacunas experimentales fallen. Esto reduciría el riesgo financiero para los de bajos y medianos ingresos y aliviaría los temores de los políticos sobre su potencial responsabilidad. A cambio de esta carga relativamente modesta en sus balances, los países de altos ingresos pueden facilitar inversiones significativas que prometan beneficios sanitarios sustanciales a nivel global y grandes retornos económicos. Durante la covid-19, muchos de nosotros en el Gobierno del Reino Unido reconocimos que esta era una de las maneras más efectivas para usar nuestra ayuda monetaria limitada, y hasta propusimos una medida semejante, sin éxito.

La covid-19 nos enseñó que desarrollar mecanismos novedosos en medio de una pandemia es prácticamente imposible. Los responsables de las políticas internacionales deben establecer los marcos necesarios ahora para garantizar que los países de bajos y medianos ingresos puedan comprar soluciones médicas a riesgo en la próxima pandemia, a fin de reducir su duración y mejorar un acceso equitativo a la atención. Como demuestra nuestro trabajo en el Acelerador de Conformación de Mercado de la Universidad de Chicago, cualquier demora pone en riesgo millones de vidas y billones de dólares.

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