17 fotosREFUGIADOSCinco años para llegar de Afganistán a Alemania y empezar una nueva vida La familia de Mustafá Manzuri debe adaptarse a las costumbres occidentales sin perder las tradiciones afganas en la ciudad alemana de Fulda, su ciudad de acogida Matias Chiofalo Lesbos (Grecia) / Fulda (Alemania) - 04 feb 2023 - 05:35CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn 2015, tras décadas de guerras, bombardeos y violencia, Mustafá Manzuri (29 años) y gran parte de su familia decidieron huir de Afganistán. Su éxodo comenzó al salir de su país rumbo a Irán, adonde llegaron en 2016. Una vez allí, cruzaron las montañas que unen la república islámica con Turquía y, llegados a la costa turca, subieron a una de las balsas que cruzan el mar Egeo. En 2019, lograron desembarcar en la isla griega de Lesbos. En la imagen, Manzuri observa el paso de un avión a orillas del mar Egeo, que une la costa turca con Lesbos, donde vivió casi dos años junto a su familia, primero en el campo de refugiados de Moria y luego en el de Kara Tepe. Durante ese tiempo, estuvieron a la espera de una respuesta de sus solicitudes de asilo para poder ingresar en Alemania. Matias ChiofaloEn septiembre de 2020, cuando Manzuri y su familia llevaban poco más de un año en el centro de recepción de Moria, un incendio destruyó el campo, donde casi 12.000 solicitantes de asilo vivían en condiciones de hacinamiento. La mayoría fueron alojados en el asentamiento de emergencia de Kara Tepe, gestionado por las autoridades griegas. En la imagen, una familia refugiada afgana se traslada de un campo al otro. Al fondo, los restos que quedaron de Moria. Matias ChiofaloA finales de 2021, más de un lustro después de partir hacia el exilio y tras múltiples travesías a lo largo de las principales rutas migratorias e infinitos procesos burocráticos, Manzuri y su familia consiguieron llegar a Fulda, una pequeña localidad alemana ubicada al norte de Fráncfort. Hace ocho meses, Alemania aceptó la petición de asilo de Manzuri y de varios miembros de su familia, un paso intermedio a la concesión definitiva del permiso de residencia.Matias ChiofaloSima Rahmati, madre de Manzuri, junto con otro de sus hijos, salió de Afganistán también en 2015, pero tomó una ruta migratoria más larga. Atravesaron por vía terrestre Turquía, Grecia, Croacia, Eslovaquia, Italia, Francia y Bélgica. A finales del 2021, como el resto de la familia, lograron llegar a Fulda, hoy un lugar de esperanza y reencuentro para esta familia. En esta pequeña ciudad, Manzuri, su madre y dos de sus hermanos comparten una pequeña planta baja a pocos kilómetros de la estación central de tren, mientras esperan la obtención de su certificado de residencia. El resto de miembros de la familia que también vive en Fulda los visita constantemente.Matias ChiofaloLa vida en un país tan diferente al suyo ha hecho que Manzuri y su familia tengan que adaptarse y adoptar costumbres occidentales, además de aprender un nuevo idioma, el alemán. Sin embargo, mantienen sus costumbres y tradiciones afganas. La unión familiar es uno de sus pilares y cada fin de semana se reúnen y disfrutan del tiempo juntos. Matias ChiofaloUna de las actividades de distracción en Fulda es ir a la piscina municipal. También es una de las formas de intentar relacionarse con la gente local. Matias ChiofaloManzuri revisa el mapa de su teléfono ante el paso de un grupo de turistas alemanes por el centro de Fulda. La integración dentro de la comunidad europea es extremadamente difícil para las personas afganas, con una sociedad y una cultura completamente diferentes, lamenta el propio Manzuri. Matias ChiofaloRahmati, la madre de Manzuri, intenta aprender a montar en bicicleta con la ayuda de sus hijos para intentar integrarse en la sociedad alemana. En Afganistán, los talibanes han prohibido a las mujeres hacer deporte, incluido el uso de la bicicleta, e ir a eventos deportivos. Matias ChiofaloRahmati, al igual que hacía en Afganistán, reza cada día en cinco ocasiones. La oración es uno de los cinco pilares del islam.Matias ChiofaloParisa, prima de Manzuri, lee las cartas que llegan a la vivienda de la familia, porque es la única que sabe leer y hablar alemán. Los refugiados tienen acceso a la educación en Alemania, por lo que es normal que los más pequeños de la familia sean los que leen las notificaciones que llegan a casa, ejerciendo de puente entre el Estado y los solicitantes de asilo. Matias ChiofaloLas mujeres de las familias afganas son, generalmente, las que se encargan de hacer las compras en el supermercado. Las prestaciones económicas que les ofrece el Gobierno alemán, explican ellas mismas, oscilan entre los 190 y los 300 euros por persona, por lo que, en la mayoría de los casos, optan por hacer compras conjuntas. Matias ChiofaloLa hora de la comida es un momento de reunión familiar muy importante en la cultura afgana, en el que se generan extensas charlas y debates. En Fulda, la familia de Manzuri lo hace como lo ha hecho siempre: en el suelo, sentados en círculo y comiendo con la mano. En la imagen, mujeres de la familia hacen la comida. Matias ChiofaloEl documento identificativo, también llamado prueba de llegada, es esencial para los refugiados y solicitantes de asilo en Alemania en el procedimiento para obtener subsidios, identificación y derecho al documento de residencia. En la imagen, Manzuri muestra el suyo. Matias ChiofaloSon pocas las salidas que Manzuri y sus hermanos realizan de noche, pero a 50 metros de su casa hay un pequeño bar con mesas de billar. Acuden de vez en cuando a este lugar para divertirse.Matias ChiofaloManzuri vuelve a casa después de un entrenamiento de vóleibol. En un futuro, anhela ser jugador profesional. Matias ChiofaloManzuri repasa sus apuntes de alemán antes de ir a clase. El idioma es la barrera más importante que tienen que superar los refugiados afganos en el camino para poder conseguir su permiso de trabajo. Este proceso, lamenta Manzuri, algunas veces puede tardar hasta tres años. Matias ChiofaloLa familia de Manzuri juega a voléibol a las afueras de la ciudad alemana de Fulda, donde residen. Si hay algo en lo que todos los miembros de la familia están de acuerdo es en que ninguno volvería, de momento, a Afganistán. Matias Chiofalo