“Belo Monte es muerte”: el daño del progreso a la Amazonía brasileña

Vista aerea del algunas de las islas que fueron inundadas tras la construcción de Belo Monte, sobre el río Xingú.Pablo Albarenga

Vista aérea de la Reserva Extractivista de Riozinho do Anfrísio, tierra de comunidades ribereñas en la Terra do meio, Altamira, Pará.Pablo Albarenga

Varios habitantes de la Reserva Extractivista Riozinho do Anfrísio miran las fotos de la exposición del fotógrafo Lilo Clareto. En sus viajes junto a Eliane Brum, Clareto fotografió la Terra do meio durante varios años, dejando una documentación sumamente importante de la historia de las comunidades ribereñas que allí habitan. El fotógrafo falleció el 21 de abril de 2021 de covid-19.Pablo Albarenga

Raimunda Gomes limpia la tierra retomada donde hoy vive y cultiva centenares de árboles de cacao.Pablo Albarenga

Frutos de cacao creciendo en la tierra retomada por Raimunda Gomes.Pablo Albarenga

Daniela Silva posa para un retrato junto a dos de las mujeres que inspiran su lucha: Francineide Ferreira dos Santos y Raimunda Gomes da Silva. Las tres fueron expulsadas de su tierra debido a la construcción de la represa Belo Monte.Pablo Albarenga

Daniela Silva posa para un retrato junto a su hija María, en su casa.Pablo Albarenga

Daniela prepara a su hija María para ir a la escuela.Pablo Albarenga

Izquierda: árboles muertos tras la inundación del río Xingú por la construcción de la represa Belo Monte se secan y pudren en el agua, convirtiendo el río alagado en un ambiente hostil no solo para los peces, debido a la toxicidad, sino también para las personas que navegan allí. Derecha: Daniela Silva posa para un retrato, recostada sobre el lugar donde se erguía su casa, en Altamira. Según cuenta Silva, las familias fueron expulsadas de allí porque el lugar quedaría inundado, pero no es así. Hoy es una plaza inhóspita.Pablo Albarenga

Represa de Belo Monte sobre el río Xingú. Pablo Albarenga

Vista de los RUC (Reasentamientos Urbanos Colectivos). Muchas de las familias que fueron expulsadas de sus territorios a orillas o cerca del río Xingú, fueron realojadas en los RUC, en casas de albañilería simple, que no se adaptan a las diferentes necesidades de cada familia. Algunos afectados dicen que incluso ni siquiera fue respetada su voluntad de vivir junto a sus antiguos vecinos; fueron distribuidos aleatoriamente en distintos barrios, lo que llevó a diversos conflictos territoriales. Pablo Albarenga