El PP, otra vez atado a Vox en Valencia
Pérez Llorca obtiene la presidencia de la Generalitat con un discurso de investidura que asume los postulados de la formación ultra

Juan Francisco Pérez Llorca, de 49 años, se convirtió este jueves en el nuevo presidente de la Generalitat valenciana gracias a la mayoría absoluta que su partido, el PP, y Vox suman en las Cortes autonómicas. Tras la dimisión de Carlos Mazón, forzado por el repudio social a su negligencia durante la trágica dana del año pasado, los populares han conseguido sortear la convocatoria de elecciones anticipadas en una autonomía crucial en el mapa político español, pero lo han hecho a costa de asumir como propios los postulados de Vox. Están en su derecho y el relevo es perfectamente legítimo. Pero Alberto Núñez Feijóo no puede obviar que ha vuelto a bendecir a una formación que cuestiona muchos de los fundamentos de la democracia liberal.
Tras las elecciones de mayo de 2023, Mazón se convirtió en president gracias a un pacto exprés con Vox reflejado en un documento de 50 puntos. A diferencia de entonces, los valencianos —y el resto de los españoles— desconocen los de las “negociaciones de estas semanas” que, en palabras del portavoz de la extrema derecha en el debate de las Cortes valencianas, han mantenido ambas formaciones. Pérez Llorca no hizo este jueves lo que se espera de cualquier candidato a presidente en una sesión de investidura: presentar un programa de gobierno. Sus palabras no tuvieron otro objetivo que asegurarse los indispensables votos de Vox. Y para ello no solo defendió los puntos principales de la agenda xenófoba y negacionista del cambio climático de la extrema derecha, sino que lo hizo incluso con su mismo lenguaje, revestido, eso sí, de llamamientos a la serenidad y el diálogo. Hablar de “las élites europeas de Bruselas” y de “impostura ecologista”, vincular la llegada “sin control” de inmigrantes a una supuesta amenaza a “la seguridad y la preservación de nuestra identidad” o contraponer “ideología” a “sentido común” no desentonarían en una intervención de Santiago Abascal.
El nuevo president ha de tener como prioridad la reconstrucción tras la dana que causó 229 muertos. Cuenta de entrada con el crédito de quien se estrena en un cargo y habrá que juzgarlo por sus hechos. Pero resulta preocupante que en su discurso no figurase la emergencia climática y sí los ataques al Pacto Verde Europeo, los planes de ejecutar obras hidráulicas o seguir endosando al Gobierno central graves responsabilidades en la catástrofe. Ni una alusión a Carlos Mazón, que solo acudió al hemiciclo para votar. En este momento de paulatina vuelta a la normalidad en las instituciones tras un año negro, Vox va a poder marcar la actuación de la Generalitat sin sufrir el desgaste político de una tarea muy compleja. Esa ha sido la decisión de Feijóo, cuyo partido se juega en el próximo semestre varios gobiernos autonómicos con el populismo iliberal comiéndole terreno. Su decisión y su responsabilidad.
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