Por fin, alivio en Gaza
Al imprescindible alto el fuego contemplado en el plan de Trump deben seguirle medidas que garanticen los derechos de los palestinos


La aprobación por parte de Israel y Hamás del plan auspiciado por Donald Trump para detener la guerra de Gaza es, sin duda, una noticia que merece ser saludada por cuanto el alto el fuego —que debe entrar en vigor esta tarde— supone el fin inmediato de una matanza indiscriminada de civiles gazatíes que ha costado la vida a más de 67.000 personas y horrorizado al mundo.
Es preciso reconocer que, aunque el plan no sea claro y contenga graves defectos —sobre todo lo que se refiere a los derechos de los palestinos—, su aceptación supone una victoria diplomática para el presidente estadounidense, que ha presionado a Benjamín Netanyahu para que ordene a su ejército acabar con los ataques. Aun así, el primer ministro israelí ha insistido hasta el último momento en engrosar el contador de víctimas: ayer, con el acuerdo ya aceptado formalmente por las dos partes, nueve personas murieron en la Franja bajo las bombas.
El lógico alivio provocado por la llegada de un alto el fuego que hace apenas unas semanas parecía impensable no puede ocultar las enormes dificultades que se presentan a partir de ahora, como demostró la tensión en torno a la lista de los 1.950 prisioneros palestinos que serán liberados a cambio de los rehenes israelíes en poder de la organización islamista desde su brutal ataque del 7 de octubre de 2023. De las 251 personas secuestradas en esa jornada, Hamás retiene a 44 rehenes y se cree que después de 734 días de cautiverio apenas una veintena queda con vida. Precisamente la liberación de presos ha abierto importantes grietas en el Ejecutivo de Netanyahu. El ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, se manifestó rotundamente en contra del plan de Trump y subrayó su negativa a regresar a nada parecido a los acuerdos de paz firmados con los palestinos en Oslo en 1993 y que supusieron un efímero oasis de esperanza en el conflicto.
Pero además del intercambio de rehenes por prisioneros hay otros pasos que dar urgentemente. Aunque callen las armas, dos millones de personas seguirán atenazadas por la destrucción, el hambre y la carencia de los servicios más básicos como luz, agua y medicamentos. Por eso es un acierto la rápida reacción de Francia, que —apoyada, entre otros, por España o Naciones Unidas— acogió ayer en París una reunión de países árabes y europeos para tomar medidas concretas. Es fundamental que los suministros que pueden garantizar la supervivencia de los gazatíes empiecen a entrar inmediatamente en el territorio palestino sin restricciones ni excusas. El jefe de asuntos humanitarios de la ONU, Tom Fletcher, ha asegurado que, sus equipos en la zona están “completamente movilizados” para que los camiones con ayuda puedan ingresar a “gran escala”, y que solo necesitan un acceso seguro.
Una de las lecciones que se pueden extraer de estos dos años de masacre y desolación en la Franja es que cuando la comunidad internacional se paraliza, o simplemente se inhibe, los actores globales que pretenden imponer la brutalidad como estándar de las relaciones internacionales actúan sin cortapisas. Europa debería tomar buena nota e implicarse, ahora sí y de manera real, en la nueva etapa que se abre en Gaza para garantizar el respeto a los derechos de los palestinos y a la legalidad internacional.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.