La revuelta de la vivienda

Victoria Federica de Marichalar y Borbón confesó el lunes en el programa de El Hormiguero —últimamente especializado en Ciencias Políticas― que este verano se había aficionado “un montón” a la fideuá. A la pasta, vamos. “A tope de power”, contestó de inmediato Pablo Motos. ¿Qué vas a decir? Ay, nuestra querida España, esa España nuestra, siempre enfangada, bastante revuelta en las casas, ahora también en la parrilla televisiva y sobre todo en las audiencias. Vaya semanita.

Cómo estará el problema de la vivienda en España… que hasta El Hormiguero va a sortear una casa en Torrevieja valorada en 300.000 euros. La tómbola está teniendo su eco en el patio tuitero. “¿Y luego quién paga en la declaración de la Renta?”, se preguntaba un usuario con buen criterio. En España —y más ahora en plena dictadura– lo primero son los impuestos y, después, la fideuá. Luego, cuando vuelva a gobernar el PP, pues volverán a subir los impuestos y santas pascuas. La rifa de un pisito en televisión, por cierto, no es nada nuevo, aunque, puestos a premiar, lo suyo sería que se la dieran directamente a David Broncano tras los datos de audiencia que lleva.

La realidad de la casa en Torrevieja tiene su explicación. Resulta que el alcalde, Eduardo Dolón, —del PP, obviamente– compareció en una rueda de prensa hace unos días para explicar los motivos de que Trancas y Barrancas sortearan una casa en su programa. Porque paga Torrevieja, básicamente. Serán 701.800 euros. E incluye una campaña de publicidad en cines y en el programa de las hormigas. Cada vez que se anuncie el sorteo, se proyectarán imágenes de la ciudad alicantina. Así, durante un año. El impacto, según su alcalde, será un éxito. Torrevieja por doquier en cines y en la cena. ¿Sabe usted qué es lo que realmente quiero? Que bajen los precios.

Eldiario.es recordaba hace unos días que esto no es nada nuevo, sino que ya se hizo también en el mítico programa Un, dos, tres... responda otra vez hace décadas, y también en Torrevieja. ¿Y qué pasó con aquellas viviendas? Efectivamente, que hay okupas. Un reportaje del portal Vertele de 2019 describía que el atractivo de aquellos apartamentos había desaparecido por completo. “Nadie quiere veranear ni pasar sus vacaciones. El lujo que en los 70 atrajo a la propia Mayra Gómez-Kemp —que llegó a tener una casa en la zona— ha derivado en un barrio con calles sin asfaltar, ratas, cucarachas, malas hierbas, casas okupadas y hasta esquinas donde se vende droga”. O dicho de otra manera: que fueron las cámaras de Espejo Público.

Es interesante ver cómo a la vuelta del verano se sigue hablando de la vivienda como el principal problema de este país y el asunto no termina de asentarse y de cuajar en las tertulias, y mucho menos en la agenda política. Menos mal, eso sí, que este martes se habló de Venezuela en el Congreso. Otra opción es que el agitador ultra (y ahora eurodiputado) Alvise Pérez, además de sortear su sueldo, pues comience a repartir casas. Tiempo al tiempo.

Sumar ha anunciado que la semana que viene se debatirá entre sus señorías una propuesta de ley para regular los alquileres de vivienda por temporada. Resulta que cientos de propietarios han visto una rendija por la cual, en lugar de alquilar los pisos de larga duración –y, por tanto, que el precio del alquiler solo se pueda subir anualmente con el IPC– se alquilen por menos de 12 meses y así puedan incrementar más los precios. Parece fácil ser un propietario listillo, y lo es. El diario Ara de Baleares subió hace tres días un post a Instagram que resume muy bien la situación con un titular: “Menorca se queda sin viviendas de alquiler para todo el año”.