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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ucrania mantiene el pulso; Rusia también

El ejército de Kiev sigue avanzando en territorio ruso, pero no consigue distraer el castigo sobre el Donbás

Dos bomberos trabajan en uno de los edificios dañados por un misil en la región de Donetsk, este domingo, en una imagen facilitada por los servicios de emergencia ucranios.
Dos bomberos trabajan en uno de los edificios dañados por un misil en la región de Donetsk, este domingo, en una imagen facilitada por los servicios de emergencia ucranios.STATE EMERGENCY SERVICE OF UKRAI (EFE)
El País

La sorpresiva incursión del ejército de Ucrania en territorio ruso, que logró transmitir cierto optimismo táctico después de meses de padecimiento en un frente cada vez más debilitado, cumple ya más de dos semanas con signos de ralentización y sin que aparentemente haya conseguido un objetivo estratégico claro. El audaz movimiento penetró en los primeros días hasta 30 kilómetros en la región de Kursk con una impactante demostración de capacidad logística, recursos de inteligencia y uso del factor sorpresa. El ejército ucranio llegó a controlar un área de unos mil kilómetros cuadrados. A corto plazo, consiguió varios objetivos. El primero, no menor, de efecto: abochornar a Vladímir Putin, visiblemente irritado en su respuesta en los primeros días y que ha prometido una respuesta contundente. En la práctica, demostró la debilidad del ejército ruso en esa zona y se apuntó un rearme moral muy necesario para cambiar una dinámica deprimente de mera resistencia frente al castigo del invasor durante más de dos años.

Dos semanas después, el entusiasmo va dando paso a la incertidumbre acerca de los beneficios a largo plazo de esta incursión, la primera invasión de territorio ruso desde 1941. A pesar de las promesas de represalia de Putin, el ejército ruso no está mostrando ninguna prisa por contrarrestar la invasión, mucho menos por expulsar cuanto antes a los ucranios de la provincia, en la que hay una central nuclear. El ejército ucranio incluso pudo abrir un segundo frente la pasada semana sobre la población fronteriza de Tiotkino. El objetivo estratégico más obvio de la operación era desviar hacia esa zona recursos que el ejército ruso está concentrando en un intenso castigo en el frente suroeste a lo largo de la frontera de la provincia de Donetsk. Esa apuesta no se ha concretado. Bien al contrario, la ofensiva rusa sobre las poblaciones cercanas al río Dniéper se ha intensificado. Las fuerzas de Putin acosan la ciudad de Pokrovsk, una población de unos 50.000 habitantes con valor estratégico como centro logístico del frente, donde han comenzado las evacuaciones de civiles.

La hábil maniobra ucrania ha tenido el efecto principal de cambiar la percepción sobre la dinámica de la guerra, en la que Rusia y los propios aliados de Kiev veían un panorama muy negativo en una guerra de desgaste que favorece a Moscú por tener más recursos. La propaganda ucrania ha mostrado vídeos de soldados rusos rindiéndose a lo largo de la incursión en Kursk. A largo plazo, el único objetivo no puede ser invadir Rusia, sino obtener territorio y prisioneros para intercambiarlos por las pérdidas actuales. El primer ministro de India, Narendra Modi, se ofreció este fin de semana como anfitrión de una posible conferencia internacional. Pero los términos de esa mesa son aún más inciertos que el futuro de las tropas en Kursk. Putin puede esperar incluso a un cambio de escenario político en EE UU en noviembre. Ucrania, no.

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