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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El enigma Xavier Trias

La imposibilidad de llegar a pactos entre la izquierda conduce al candidato de Junts hacia la alcaldía

El viejo PP acusa al PP de Feijóo de entregar la alcaldía de Barcelona "al separatismo golpista"
Xavier Trias en la Plaza St.Jaume, Barcelona.Gianluca Battista
El País

El endiablado reparto que arrojaron las elecciones municipales del 28 de mayo en Barcelona dejó en cabeza con 11 concejales a Xavier Trias, que disimuló cuanto pudo las siglas de su partido independentista, Junts, por delante de un desdibujado Jaume Collboni, del PSC, con 10, y solo en tercer lugar quedó la actual alcaldesa, Ada Colau, con 9. El puñado de votos que la separan del segundo certificó la derrota del plebiscito que ella misma había planteado al promover un publicitado encuentro personal con Xavier Trias que marcó el inicio de la campaña y definió el terreno de juego: o el conservadurismo independentista respaldado por las élites económicas, financieras y mediáticas de Barcelona o la candidata que había promovido una transformación progresista y de largo recorrido de la ciudad. Y ganó Trias ese plebiscito.

Otros dos factores dificultan ahora mismo un pacto de gobierno que preserve la alcaldía para las tres fuerzas progresistas actuales (comunes, PSC y ERC) que suman 24 concejales (en 21 está la mayoría absoluta) y cuyo respaldo supera el obtenido en las municipales de 2019: el adelanto electoral de las generales y los malos resultados de ERC. Al día siguiente de las elecciones, tanto Oriol Junqueras como el presidente Pere Aragonès buscaron compensar los malos resultados con una defensa de la unidad frentista del independentismo ante el riesgo de un Gobierno estatal con Vox tras el 23-J, y eso implicaba la exclusión de ERC de una hipotética combinación para que Collboni sea el alcalde, como promueven tanto PSC como los comunes. El pacto de no hostigamiento que promueve ERC con Junts para hacer alcalde a Trias busca preservar la paz con el Govern de la Generalitat, del que salió el partido de Trias por rechazar la política de pactos y pacificación con el Gobierno de Pedro Sánchez.

En clave nacional, el papel del PP en Barcelona resulta chocante y francamente difícil de conciliar con la estrategia política y la metralla mediática de Alberto Núñez Feijóo contra Sánchez y sus presuntos pactos con independentistas catalanes y vascos. El anuncio del PP, aprobado por Génova, de que sus cuatro concejales se votarán a sí mismos propicia de forma implícita que un partido independentista cuyo líder Carles Puigdemont es un fugado de la justicia alcance la alcaldía. Con esa decisión del PP se desvanece todo margen de maniobra para un hipotético acuerdo en el que el socialista Collboni reciba a la vez los votos del PP y los votos de los comunes. Ese contrasentido es matemáticamente posible, pero políticamente inasumible para los votantes de unos y otros.

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El segundo lugar de Collboni fue una derrota para el PSOE en la noche electoral y todo parece indicar que el nuevo alcalde de Barcelona será en buena parte un enigma: un exalcalde de 76 años alejado de la política municipal hasta hace cinco meses, que exigió manos libres a Junts para modelar su propia lista sin apenas destellos ni reivindicaciones independentistas pero también sin propuestas claras y sin otro programa político que el rechazo frontal a la gestión de comunes, socialistas y republicanos en los últimos cuatro años. Ante la imposibilidad política de pactos entre la mayoría de izquierdas, el regreso de Trias a la alcaldía aparece como el escenario más probable.


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