La caída
‘El mundo de la antigüedad tardía’, de Peter Brown, se ha vuelto a editar y es una lectura esencial porque nos encontramos en un momento análogo
Hace 50 años, un profesor de Princeton, Peter Brown, publicó un trabajo que daba un giro a la historiografía de la antigüedad. Frente a la imagen tradicional de una Roma decadente que era arrasada por hordas de tribus nórdicas que entraban a caballo y destruían y mataban todo lo que se les ponía por delante, Brown tuvo la audacia de proponer una imagen opuesta. No hubo tal decadencia, no hubo tal invasión bárbara. Roma se convirtió en un imperio de enorme poderío que dominó parte de África y Asia con su centro en Constantinopla. Era una defensa del cristianismo bizantino desde una perspectiva nueva. Resumido brutalmente, Brown defendía que la nueva religión creó un coloso oriental aún más fuerte y culto que el de Occidente y que este era el verdadero Imperio Romano.
La reacción fue violenta. La nueva visión iba en contra de quienes amaban un mundo clásico de estatuas perfectas y edificios admirables, los herederos de Schiller, pero también de los que tenían el cristianismo por una plaga que hubiera destruido el mundo occidental. Era un anacronismo: nada tenía que ver el cristianismo del que hablaba Brown con la tremenda historia de destrucción y opresión del papado romano, pero el antipapismo de buena parte de la universidad anglosajona se sublevó.
Hoy día, pocos niegan la visión de Brown, cuyo El mundo de la antigüedad tardía se ha vuelto a editar (Taurus) y es una lectura esencial porque nos encontramos en un momento análogo. ¿Son los dominios técnicos, las colosales empresas de comunicación, algo parecido a una invasión bárbara? ¿Es el puritanismo y el fanatismo de la izquierda reaccionaria una resurrección del cristianismo? ¿Vivimos una decadencia o lo contrario? Y, sobre todo: ¿vuelve el Imperio de Oriente?
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