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Columna
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Se va el caimán, persiste la plaga

La UE debe aprovechar la oportunidad estratégica que le concede el desorden internacional

Francisco G. Basterra
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.TOM BRENNER (Reuters)

Se va el caimán de la Casa Blanca, pero persiste el dragón del virus con su amenaza a una humanidad encogida, paralizada en sus movimientos y con las emociones congeladas por un estado de alarma inédito. Esta es la maldición de un 2020 catastrófico que, sin embargo, como toda gran crisis abre oportunidades: vendrán de la mano de la ciencia, la vacuna y la verdad. Algo bueno nos traerá el maldito año de la plaga. Admitamos con humildad nuestra esencial fragilidad. La Tierra, como nos explicó Carl Sagan, es solo “un pálido punto azul en el universo”. Pero tampoco braceamos en el peor de los tiempos. Quedan solo un puñado de ciudadanos que vivieron la atroz gripe española que en 1918, coincidiendo con el final de la Gran Guerra, diezmó al mundo provocando entre 50 y 100 millones de muertos. Me pregunto hoy cómo vivirían nuestros padres la Navidad de 1936, en plena Guerra Civil.

En Europa damos paso al 2021 con el Brexit del Reino Unido. Una quiebra esperada, pero finalmente no caótica, acordada. Regreso al “espléndido aislamiento”, a recuperar el control de una soberanía ya imposible en el siglo XXI. Y la confianza de que la City de Londres siga siendo la capital financiera de Europa, aunque el acuerdo de salida no incluye el sector servicios.

Escocia anuncia que quiere seguir en la UE y prepara un nuevo referéndum de independencia. Suerte a la Pequeña Inglaterra que ha elegido el mar abierto. El continente no se rinde, pierde a un socio importante. El Reino Unido no hace un buen negocio y la UE notará su ausencia en asuntos de Defensa e Inteligencia. Acertó Churchill al explicar que “estamos con Europa, pero no formamos parte de ella. Estamos vinculados, pero no comprometidos”.

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Dos populistas, extravagantes, nacidos en Nueva York, Johnson y Trump, han devaluado la angloesfera. Su herencia, sobre todo en el caso de EE UU, deja un vacío geoestratégico que ha sido bien aprovechado por la Rusia de Putin y, en mayor medida, por la China de Xi. Moscú regresa al tablero de Oriente Próximo y ensaya el arma de la ciberguerra, de momento fría. La intrusión masiva en el corazón del sistema institucional de EE UU realizado por los herederos del KGB. Seguimos sin saber qué elementos comprometedores tenía el zar del Kremlin sobre Trump para mantener la devoción hasta su final.

El declive de Estados Unidos del que llevamos mucho tiempo hablando continúa siendo una noticia bomba aún prematura. Bismarck, el canciller de hierro de Alemania, advirtió de que “Dios tiene una Providencia especial por los tontos, los borrachos y los Estados Unidos”. La UE debe aprovechar la oportunidad estratégica que le concede el desorden internacional.

Feliz 2022, porque 2021 no reúne las condiciones para serlo del todo. El éxito y la felicidad nunca son completos.

fgbasterra@gmail.com

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