¿De qué sirve la vida si no la compartes?
A todos nos han preguntado alguna vez qué tres objetos nos llevaríamos a una isla desierta para poder sobrevivir. La respuesta solía ser hipotética: recuerdo que yo optaba por un cuchillo, una caña de pescar y una linterna. Sin embargo, el confinamiento ha dado a esta pregunta una dimensión mucho más verosímil: ¿qué tres cosas elegiríamos para resistir una cuarentena? Si algo ha demostrado esta pandemia es que no somos tan individualistas e independientes como pensábamos. Necesitamos el calor humano, el gentío. La soledad nos agota y priorizamos relacionarnos y sentirnos queridos por encima de cualquier cosa. Quizás ahora cambiaría el cuchillo, la caña y la linterna por una madre, un padre y un hermano. Puede que los primeros auguren una vida más longeva, pero no más plena. Al fin y al cabo, ¿de qué sirve sobrevivir y asegurarnos una larga vida si no tenemos con quién compartirla?
Beatriz Nieto Muro. Sitges (Barcelona)
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