Más errores
La Comunidad de Madrid anuncia nuevas restricciones sin concretar nada
La situación de la pandemia en la Comunidad de Madrid empeora por momentos. Con un tercio de todos los contagios que se producen en España, ya una de cada cinco camas de hospital está ocupada por enfermos de covid-19, la atención primaria se halla claramente sobrepasada y se han tenido que suspender pruebas e intervenciones de otras patologías para atender a los afectados por el coronavirus. Madrid es la comunidad autónoma que más nuevos contagios reporta (643 nuevos casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días), cuando la media de España es de 257. Estas estadísticas colocan a España como el país de Europa con más dificultades para controlar la pandemia y el que presenta mayor índice de transmisión comunitaria.
A una situación como esta no se llega en dos días. Hace ya semanas que se observa un empeoramiento de los indicadores sin que, incomprensiblemente, el Gobierno autónomo reaccione. Ayer lo hizo por fin, pero tarde y mal. Tras admitir la gravedad de la situación y la necesidad de actuar “cuanto antes”, el viceconsejero de Sanidad anunció medidas de restricción, incluidos confinamientos selectivos en las zonas de mayor incidencia, a partir del fin de semana. Pero no concretó qué tipo de medidas ni cuándo entrarán en vigor. El anuncio provocó una crisis en el propio Gobierno, que rápidamente salió a precisar que las medidas todavía no están decididas y se barajan diferentes escenarios. Sabiendo que planea la incógnita sobre posibles restricciones a la movilidad, esta forma de proceder constituye un grave error que puede dificultar el control de la pandemia y actuar como un dispersor del virus si los ciudadanos que poseen una segunda residencia deciden abandonar la capital por temor a un hipotético confinamiento. Con el agravante de que es la segunda vez que se comete el mismo error. El primer confinamiento también fue anunciado con antelación, lo que provocó un éxodo que contribuyó a expandir el virus a otras comunidades.
Se trata del enésimo tropiezo en la gestión de una crisis que demasiadas veces ha destacado por la confusión y la opacidad. Más preocupada por utilizar la pandemia como arma política para desgastar al Ejecutivo de Pedro Sánchez, la presidenta Isabel Díaz Ayuso ha ignorado las advertencias de los expertos y ha minimizado los riesgos de rebrote. Otras comunidades, como Aragón y Cataluña, vivieron en agosto situaciones también delicadas, pero supieron reaccionar a tiempo y ahora parece que han controlado la situación. En Madrid, en cambio, se ha practicado una política de negar la evidencia que solo puede deberse a una combinación de incompetencia y frivolidad. A diferencia de la primera oleada de la pandemia, en la que la rápida expansión del virus cogió por sorpresa a todas las autoridades sanitarias, entre otras cosas porque entonces no se sabía que podía transmitirse en fase asintomática, en este caso se sabía perfectamente qué había que hacer para evitar los rebrotes. Se sabía que había que reforzar la atención primaria y dotar a la red de vigilancia epidemiológica de un número suficiente de rastreadores para asegurar el control de los nuevos contagios y sus contactos. Pero no se ha hecho. Al contrario. La precipitación con que se hizo el desconfinamiento alimentó una sensación de falsa seguridad que ha conducido a un relajamiento de las medidas de protección. Madrid no puede permitirse más errores. Urge una rectificación.
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