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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Improvisación

Díaz Ayuso tiene que dar explicaciones sobre su gestión contra la pandemia

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al inicio de un pleno de la Asamblea de Madrid.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al inicio de un pleno de la Asamblea de Madrid.Fernando Alvarado (EFE)

La gestión antipandémica de la Comunidad de Madrid, una de las regiones más afectadas de Europa, está cerca de convertirse en un ejemplo perfecto de lo que no hay que hacer en una situación de emergencia. La presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, hizo todo lo posible desde marzo, cuando se decretó el estado de alarma, por convertir el coronavirus en un ariete contra el Gobierno de Pedro Sánchez, en una maniobra que no pudo salirle peor. Cada uno de sus ataques contra La Moncloa, tuviera o no razón, ha acabado estrellándose contra una dura realidad que revela que ella lo ha hecho peor aún.

Su fanfarronería con los aviones que iban a llevar mascarillas y equipos de protección a Madrid, destinada en gran parte a ridiculizar al Ministerio de Sanidad, acabó patinando en los mismos charcos que ya habían pisado otros. Su intento de responsabilizar al Gobierno por las muertes en las residencias de ancianos se ha acabado volviendo contra ella, que era la verdadera responsable, incluso de la orden ejecutiva que impidió trasladar a los mayores a los hospitales. Su obsesión por convertirse en la oposición a Sánchez, una actividad que no le compete, le ha llevado a levantar las medidas de aislamiento tan pronto como el fin del estado de alarma se lo ha permitido, y, por tanto, sin que Madrid estuviera preparada con las precondiciones de pruebas y rastreos que los especialistas llevaban meses recomendando.

Si los rebrotes de Madrid constituyen una segunda ola o no puede ser materia de discusión, pero todos los indicadores epidémicos están subiendo. Ángel Gabilondo, al frente del PSOE madrileño, ha renunciado a presentar una moción de censura contra Ayuso con el argumento de que no saldría adelante sin el apoyo de Ciudadanos. Y Ciudadanos, que gobierna Madrid en coalición con el PP y con el apoyo de Vox, no está por la labor. La alternativa elegida por Gabilondo es impulsar un pleno extraordinario de la Asamblea regional para investigar, aclarar y a ser posible reformar la estrategia de Díaz Ayuso contra la pandemia. También para eso necesitará el apoyo de Ciudadanos, pero es más probable que lo obtenga para celebrar un pleno que para plantear una moción de censura. Ciudadanos se está jugando su futuro, y secundar una investigación parlamentaria puede venirle bien para lavar su cara tras la marcha de Albert Rivera.

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Los últimos episodios con los rastreadores no solo generan preocupación, sino también vergüenza ajena. El Ayuntamiento de Madrid, regido por José Luis Martínez-Almeida, también del PP, ofreció en mayo a Díaz Ayuso un plan factible con más de cien rastreadores, basado en los recursos sanitarios de la ciudad, pero de aplicación a toda la comunidad. La presidenta lo rechazó, pese a los intentos de algunos de sus aliados, que llegaron a afirmar que el plan estaba en marcha. Hoy sabemos que Díaz Ayuso ha preferido apostar por subcontratar el rastreo a un grupo privado. Lo peor no es eso, sino que ha tardado tres meses en hacerlo.

La gestión de Ayuso contra la pandemia no solo ha sido deficiente, sino también guiada por una estrategia política discutible. Las fronteras y las tácticas cortoplacistas son un formidable obstáculo para manejar una emergencia sanitaria. La presidenta de Madrid tiene muchas explicaciones que dar. Debe hacerlo.


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