El espejo del alma
Nunca antes la expresión de un rostro dependió tanto de su mirada. Agazapados tras mascarillas creemos pasar desapercibidos, camuflados. Craso error. Nuestros ojos han pasado a primera línea de batalla. Están las miradas ágiles, las robustas y vitales. En sus antípodas, las tristes, aletargadas, pusilánimes... y en mitad de esta gama ojiplática están las curiosas, las serenas y sensuales. La más graciosa es la esquiva, la más imponente, la imperturbable. Escoge atuendo si es que puedes: pinta y colorea; el espejo del alma, sobre un trozo de tela.
Carlos Miguel Vega Gómez. León
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.