Los libros de Historia
Cuando todo esto comenzó, alguien publicó que esta situación se estudiaría en los libros de Historia y que de nosotros dependía cómo sería recordada nuestra sociedad. Sabia frase. Ahora quedamos nosotros y nuestros actos para ser escritos. Sanitarios, fuerzas de seguridad del Estado, transportistas, trabajadores de la limpieza, alimentación, o todos aquellos que estoicamente se quedaron en casa. Sobresaliente. Luego están los otros, que a su vez se dividen en dos grupos, los que hacen y trabajan —con errores por supuesto— y los que atacan, difaman, envenenan y le complican la vida al resto sin haber propuesto jamás nada constructivo. Va a ser bonito vivir, aunque solo sea para leer libros de Historia y, con la perspectiva que da el tiempo, poner a cada uno en su sitio.
A. Moisés Durán, Vigo (Pontevedra).
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