No se nos puede pedir más
El curso está terminado y la resistencia del profesorado a no regresar a sus clases entronca con la de no poner innecesariamente en riesgo a los suyos: sus compañeros, sus alumnos, sus familias. Durante estos meses los docentes hemos modificado nuestras programaciones, reprogramado nuestras clases para darlas por videoconferencia. Hemos usado nuestros teléfonos personales para informar a las familias que no contestaban a los correos (o que no tenían uno). Hemos trabajado de lunes a domingo, haciendo malabares con nuestra vida personal. Nos hemos enterado de las novedades educativas por la prensa y no por las comunicaciones de los órganos competentes. Nadie nos ha enseñado a dar clase on line, nadie se ha preocupado por nuestras facturas de Internet o luz ni de si disponíamos de lo necesario.
José Luis Merino Salceda. Madrid
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.