Delito
Todos estamos en peligro, indefensos por igual frente a una maquinaria tan dañina como, por definición, impune
Solo encuentro un aspecto relevante en este asunto. Porque todas las personas que ejercen cargos de responsabilidad en el ámbito público o privado, de ministras a consejeros delegados, de jefas de servicio a obispos, de entrenadores de fútbol a directoras de colegio, ejercen a diario el derecho a formar sus propios equipos y relevar a sus subordinados cuando les parezca oportuno. Marlaska ha pecado, a lo sumo, de exceso de sinceridad. Si hubiera sido un poco más calculador, más hipócrita, habría esperado a que se filtrara el informe de Pérez de los Cobos para cesarle después. Tampoco habría tenido que esperar mucho. La primera filtración se produjo en un programa matutino de Antena 3, donde se reveló parcialmente su contenido con la manifiesta intención de atacar al Gobierno. Se me han puesto los pelos de punta al leerlo, dijo el periodista que lo comentó, y en eso estoy de acuerdo con él. La lectura del informe que la jueza Rodríguez Medel intentó preservar de la difusión pública, le pone los pelos de punta a cualquiera. Ese es, en mi opinión, el único escándalo que se ha producido, el único riesgo que ha corrido nuestra democracia. Que un coronel de la Guardia Civil redacte o firme, me da lo mismo, un texto plagado de errores deliberados o involuntarios, aderezados con noticias falsas, bulos desmentidos y opiniones subjetivas, con el fin de facilitar la imputación de uno o varios responsables políticos a quienes, cabe deducir, no se podría procesar sin manipular los datos, implica que todos estamos en peligro, indefensos por igual frente a una maquinaria tan dañina como, por definición, impune. Yo creo que esto no tiene relación alguna con el honor. Diría que, sin embargo, tiene bastante que ver con el delito.
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