A Julio Anguita
Hombre de principios, ejemplo de humanismo, principios, ética, sociabilidad, docencia, solidaridad. Pilar democrático de la Transición española y primer alcalde democrático en su Córdoba natal, cálida, histórica y culta. Julio Anguita fue profeta en su tierra. Descanse en paz.
Ángel Andrés Villuendas, Barcelona.
Aunque estoy en las antípodas ideológicas de Julio Anguita siempre me ha parecido un hombre honesto, íntegro y coherente con sus ideales republicanos y comunistas que defendió hasta su último aliento. Cuando abandonó la política renunció a la asignación económica que le correspondía por su condición de diputado y volvió a su puesto de maestro de historia en un instituto de Córdoba. Solo esto ya le honra, visto el dispendio de algunos políticos. Siempre predicó con el ejemplo. No comulgaba con el régimen de 1978, pero aceptó sus reglas para tratar de cambiarlas desde el consenso. He seguido muchos de sus debates en televisión y jamás le he visto insultar al adversario político. Era una persona a la que daba gusto escuchar, porque lo explicaba todo de una manera serena y pausada, con conocimiento, como buen maestro que era. Como coordinador general de Izquierda Unida llevó al partido a la mejor representación electoral de su historia con 21 diputados. Su famoso “programa, programa, programa” reivindicaba una manera de hacer política basada en acuerdos programáticos, reflejados en el programa electoral, muy alejada de lo que estamos viendo en la actualidad, donde la clase política se enzarza en debates pueriles, buscando el rédito electoral a cualquier precio.
Patricio Simó, Valencia.
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