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Estar sin estar
Columna
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‘Antifa’

La resurrección del fascismo en los más recientes lustros se ha ido paulatinamente filtrando en muchos paisajes y plumajes de la vida cotidiana

Jorge F. Hernández

La abreviatura de Anti-fascismo o Anti-Fascista es ANTIFA. Nada más. Nada menos. En el colmo de la suprema imbecilidad, Donald J. Trump y su cohorte de sicofantes han querido imponer la engañosa mentira de un absurdo más en su menú delirante: hablan de Antifa como si fuese una organización terrorista, una célula ignota del crimen en cómic o un rebaño específico de anarquía, mugre, pelos y rocanrol. Antifa no es una secta ni partido político, no es cofradía ni consorcio.

Antifa es un ánimo y conciencia, una postura y posición moral o mental ante cualesquier formas o mañas del Fascismo. Por añadidura, Antifa también se opone al autoritarismo, a los supremacistas dizque arios, a los racistas en general… y en una muestra más de la baba irracional del trumpismo norteamericano han cancelado el término y noción con un descarado autogol: quien o quienes se oponen a Antifa son no más que fascistas.

Efectivamente, hubo un grupo en el ayer perfectamente identificado como Antifa, por su largo nombre Antifascistische Aktie en alemán, alzados principalmente contra la ascensión y posterior instalación del Nacional Socialismo, abreviado como Nazi en el ridículo bigotito de un enano infernal, las lonjas soberbias de un antiguo piloto heroinómano y todo ese nefando teatrito de horror y muerte que suponíamos concluso con el fin de la Segunda Guerra Mundial del siglo pasado. Sin embargo, la resurrección del fascismo en los más recientes lustros se ha ido paulatinamente filtrando en muchos paisajes y plumajes de la vida cotidiana, en una enrevesada confusión donde no pocos borregos de la inmensa manada -ya con gorra roja, melena amarilla o alopecia incurable- no distinguen entre izquierda, derecha, verdad o mentira.

Kristi Lynn Arnold Noem ya reconocida como la “Barbie Gestapo” es un lamentable ejemplo de la peor cirugía plástica y recontraguinda suprema de la idiotez ilimitada. No contenta con disfrazarse de agente aduanal, tronar su látigo helado de agentes del ICE que abiertamente violan los derechos humanos en una campaña frenética contra toda forma de migración, la Kristi ha declarado sin pizca de vergüenza que sus sicarios lograron capturar y tener tras las rejas a “una novia del fundador de ANTIFA” que -a menos de que se trate de una momia alemana congelada en una cervecería de Münich desde el siglo pasado- quizá se trate de una muñeca inflable (sin posibilidad de tatuaje) que hayan capturado junto con otros “peligrosísimos protestantes ANTIFA en Portland”, como un fulano disfrazado de pepino, una anónima envuelta en disfraz de dinosaurio y un enano que andaba envuelto como unicornio, etcétera.

El desvarío y la demencia desatada en esta errática era de Trump mueve a risa, pero también a desolación. No es para ignorar ni tomar a la ligera el real asedio que representa para la humanidad entera el hecho de que un pedófilo quiera exculparse de su inhumanidad alzándose como paladín de la paz con una simulación impostada y no es cosa menor que el imperio de la mentira ya pasó de la afirmación de que hubo haitianos comiéndose a los gatos y mascotas en Ohio a la absoluta falsedad de todas las cifras con las que el supremo imbécil intenta explicar su desastrada economía y su descarada dictadura.

Congresistas de eso que antiguamente fue partido político republicano han inclinado la cerviz y entregado el derrière a un omnipotente espantajo que dicta como mantra que la marcha convocada en todos los Estados Unidos contra las pretensiones monárquicas de un bufón idiota es una marcha de odio contra su América. Es obligado deseo la posibilidad de que mañana mismo se desenmascare una capa más de la siniestra piel anaranjada del cerdo y que en el lóbulo intacto de su oreja derecha se escuche el fiel recordatorio de su putrefacción: no es inteligente, no es simpático, no es realmente americano, no es inocente de bancarrotas varias, ni de pedofilia rampante, y no tiene madre. Es también deseable que con las miles de almas en marcha por un cese de tanto estercolero se descubra el mejor paisaje de las artes americanas, los legados legendarios de sus `pueblos originarios, una canción de James Taylor, la pintura de Hopper… una granja en silencio.

Deseo que se haga un murmullo que distinga a miles de almas buenas en busca de serenidad y conciencia a contrapelo de la turbamulta fascista de orangutanes rijosos y trasnochados asaltantes que promuevan romper todo y romperlo todo. Quizá el alargamiento de la etimología de ANTIFA logre recordarnos que todo lo relativo a Fascio, Facha o Facista perfila minuciosamente la cara del Mal, el rostro horrible que cuelga holgadamente tras el antifaz.

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Sobre la firma

Jorge F. Hernández
Autor de libros de cuentos y de las novelas 'La Emperatriz de Lavapiés', 'Réquiem para un Ángel', 'Un bosque flotante', 'Cochabamba' y 'Alicia nunca miente'. Ha publicado artículos sobre la historia de México y ha sido colaborador de las revistas 'Vuelta' de Octavio Paz y 'Cambio' de Gabriel García Márquez. Es columnista de EL PAÍS desde 2013.
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