Morena libra su batalla por los liderazgos mientras Sheinbaum y Trump copan el foco mediático
La afiliación del expanista Miguel Ángel Yunes saca a la luz las tensiones internas del partido oficial y los manejos políticos de Andrés Manuel López Beltrán


Claudia Sheinbaum lucha a brazo partido para frenar las amenazas arancelarias de Trump mientras el partido, Morena, se escapa por la banda con una campaña masiva de afiliaciones por todo el país donde los líderes luchan por asentar su poder a golpe de fotos. Pero el ruido no siempre es buen aliado de la política y el secretario de Organización, Andrés Manuel López Beltrán, Andy, ha levantado tal polvareda que ha abierto una crisis en el partido a cuenta de la afiliación de un personaje polémico, el otrora panista Miguel Ángel Yunes, perteneciente a un clan relacionado con asuntos de corrupción y enemigo de la gobernadora morenista Rocío Nahle, que ha mandado parar. La propia presidenta se ha desmarcado del asunto no sin antes sugerir que hay, desde luego, “distintas opiniones” al respecto de esa afiliación y citando incluso la Comisión de Honestidad y Justicia del partido para dirimir este asunto.
Anulada como está la oposición en México, en los últimos días solo una noticia política competía con el éxito de Claudia Sheinbaum en su negociación con Donald Trump, la campaña del hijo del presidente López Obrador para afiliar morenistas por todo el país. Andy López se ha hecho fotos entregando la credencial del partido al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, ambos sonrientes, mientras en ese Estado la pelea criminal tiene a la población en un sinvivir. Andy López ha metido su oficina de afiliaciones en la Cámara de Diputados y en el Senado en busca de adeptos. El asunto estaba alterando los ánimos de propios y ajenos, hasta que con Yunes, estalló la bomba.
“Queremos ser el partido más grande, nuestra meta es afiliar a 10 millones de simpatizantes”, declaró el hijo mayor del expresidente cuando fue nombrado secretario de Organización. Hasta que se topó con Yunes, un político que pertenece a un clan familiar que fue priista hasta saltar al PAN y que ahora opera su desembarco en Morena, después de haber prestado su voto en el Senado para que el partido oficialista sacara adelante la controvertida reforma judicial. Desde entonces, muchos especulaban con el pago que recibiría Yunes por conspirar contra el PAN. Pero otros confiaban en el famoso dicho político: Roma no paga traidores. Por eso han saltado con la afiliación de Yunes. En especial la gobernadora morenista Rocío Nahle y otros veracruzanos.
Morena es un partido victorioso, con una fuerte base social y una presidenta que no ha hecho más que acrecentar sus simpatías desde que llegó al cargo. ¿Son necesarias 10 millones de afiliaciones? ¿A cualquier precio? Especialista en Partidos Políticos y en Movilización Electoral, la investigadora del Colegio de México Joy Langston enmarca este asunto en una lucha por el poder partidista y territorial que podría lanzar a López Beltrán a mejores metas. “No es nuevo en México, ya lo hacía el PRI. Se muestra poder con el número de votos que puede arrastrar una persona y a cambio se exigen puestos. Lo hacía el líder sindical Fidel Velázquez, que siempre prometía millones de votos”. El caso sindical también tiene su espejo en esta ocasión. Alfonso Cepeda, líder del todopoderoso sindicato de maestros SNTE, recogió su propia credencial de militancia y prometió el arrastre de millones de docentes y sus familiares y amigos hacia Morena. A cambio de... “Esperamos un trato de privilegio para los trabajadores de la educación, porque nos lo merecemos”, dijo. En efecto, el eco de las prácticas priistas se oye con fuerza.
“Ahora que en Morena ya no está el gran líder, Andrés Manuel López Obrador, y que las ayudas sociales pronto no tendrán dinero público, el partido muestra con esto dónde están los líderes y su fuerza de voto y uno de ellos es Andy”, dice Langston. Esa reestructuración interna de liderazgos, en ausencia de López Obrador, es también la clave en opinión de Aritmética Jaime, politóloga de la Universidad de Guadalajara. “Al irse el anterior presidente quedó la duda de quién podría aglutinar a las bases, porque el carisma no se hereda, ¿verdad? Y eso lo va a hacer el partido, que está incorporando incluso a personas de la oposición. Ahora la cancha de juego está dentro de Morena, que es quien tiene el poder y quien puede repartir el pastel. Es competencia interna”, explica. Dice también que es una vieja estrategia que ya ensayó el PRI en su momento, “el régimen se sostenía porque el conflicto quedaba dentro del partido”, algo propio, añade, de partidos hegemónicos o únicos.
La analista sostiene que Claudia Sheinbaum está jugando bien sus cartas al dejar la pelea dentro del partido mientras ella sigue su ruta de gobernante a la que está sacando provecho en el enfrentamiento con Donald Trump, que lo ha convertido en una causa de Estado. Se desmarca así de “la grilla partidista, que no la está ensuciando, por el momento”. Además, explica, “Yunes todavía puede controlar el Estado de Veracruz, al menos algunos municipios que pronto tendrán elecciones. Están midiendo el capital político” y cita a Adán Augusto, ahora jefe de los morenistas en el Senado, de quien dice que está moviendo sus influencias. Adán Augusto López salió en la foto con Yunes y su flamante credencial de morenista.
El número de afiliados en los partidos políticos siempre es ficticio. Salvo el PAN, que tiene unos filtros más severos, el resto de formaciones mexicanas han abultado sus datos siempre. De enero a marzo de 2019, Morena pasó de 279.000 afiliados, en cifras redondas, a más de tres millones, un brinco que puso en guardia al INE. El órgano electoral ordenó al partido poner orden y en agosto de 2022, Morena depuró en 48 horas a 2,5 millones de simpatizantes y se quedó con cerca de medio millón. Hasta que llegó Andy López y su meta de los 10 millones. El tropezón Yunes ha frenado por ahora la gira por todo México con la que el hijo del expresidente se estaba dando a conocer a la par que mostraba músculo. Pero Rocío Nahle ha brincado con el polémico veracruzano: “Pido a la Comisión de Honestidad y Justicia que no acrediten la membresía como integrante de Morena a Miguel Ángel Yunes Márquez, por no representar ni contar con los postulados del movimiento de regeneración. ¡¡Los militantes de Veracruz merecen respeto!!”, ha publicado en un mensaje.
El conflicto poco afectará a la presidenta Sheinbaum, al parecer de la analista Jaime. “La presidenta tiene ahora legitimidad interna y externa, esto no le generará negativos y, después de todo, Veracruz no es la Ciudad de México, ni siquiera tiene la relevancia del Estado de México. Y los Yunes no son tan corruptos como [Javier] Duarte”, afirma en referencia al antiguo gobernador de Veracruz. Para Langston, la jugada del secretario de Organización le sirve al expresidente López Obrador para seguir controlando el partido y, eventualmente, situar a un candidato de su elección en las próximas presidenciales. “Andy López podría ser ese candidato, si no salen escándalos de peso en el ínterin, aunque no tiene experiencia política por ahora”. Quizá la Ciudad de México sea su primera batalla.
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